Algunas personas tienen la costumbre de tronarse los dedos de manera brusca para sentir un alivio y descanso en sus articulaciones. Sin embargo, hacer esto podría generar incapacidad para cumplir con algunas de las tareas cotidianas. Y hasta artritis.
Aunque para algunos tronarse los dedos es algo placentero y relajante, la verdad es que detrás de esta costumbre existen ciertos riesgos para la salud. Expertos advierten que podría producir desde desgaste en las articulaciones hasta deformaciones.
Mariano de Jesús Virgen de León, coordinador clínico de Traumatología del Hospital General, en México, comentó que al tronarse los dedos la gente asegura sentir un descanso, no obstante sucede todo lo contrario.
Y es que la tensión que existe entre las articulaciones, en lugar de relajarse incrementaría al tal grado de reventar lubricante natural o líquido sinovial, cuya función es evitar que exista roce articular, advierte Virgen de León.
Además, señaló que al tronarse los dedos las personas pueden quedar incapacitadas ya que se produce un dolor intenso por el desgaste al grado de evitar moverse, lo que se traduce en menos fuerza muscular y dificulta la realización de actividades cotidianas.
Como una manera de hacer frente a este problema el experto sugiere hacer ejercicio de manera frecuente ya que además de ganar flexibilidad, fuerza en los músculos y ejercer mayor tolerancia al momento de hacer actividades por largos periodos de tiempo, ayuda a frenar el deterioro articular.
¿Provocaría artritis?
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De acuerdo con la página de expertos de la Universidad Autónoma de Nuevo León, al tronar con frecuencia las articulaciones la persona podría desarrollar artrosis, una forma de artritis que afecta el cartílago articular que recubre las superficies óseas.
No obstante, existen contradicciones al respecto. Un estudio publicado en 1988 en Artritis and Rheumatism, describió el ritual que llevó a cabo el Dr. Donald Unger al tronarse durante 50 años únicamente los nudillos de su mano izquierda.
Luego de cinco décadas, Unger compartió su experiencia en donde detalló que no había desarrollado artritis en ninguna de sus manos y que tampoco había diferencias en el funcionamiento y trabajo de ambas.
Pese a que existen contradicciones médicas, lo mejor en estos casos sería esperar nuevos hallazgos médicos aplicando el uso de nuevas tecnologías. Mientras tanto, lo que es un hecho, es que según la Biblioteca Nacional de Medicina, a partir de los 30 años los tejidos comienzan a perder elasticidad, por lo que implementar actividad física fortalecería el trabajo articular.
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