Practicarse un aborto no incrementa el riesgo de sufrir problemas de salud mental, pero tener un bebé sí, de acuerdo con un nuevo estudio. La investigación de científicos daneses desacredita la noción de que interrumpir un embarazo puede desencadenar enfermedades mentales, y muestra que la depresión posparto es un factor de mayor relevancia.
Puntos Clave
El estudio incluyó a 365.550 adolescentes y mujeres que se sometieron a un aborto o tuvieron un parto por primera vez entre 1995 y el 2007. Ninguna tenía antecedentes de problemas psiquiátricos que requirieran hospitalización. A través de varios registros nacionales, los investigadores pudieron indagar si habían recibido atención por salud mental en un hospital o fuera de éste, antes o después de haber tenido un aborto o un parto.
Durante el estudio, 84.620 mujeres tuvieron un aborto, mientras que 280.930 dieron a luz. El aborto en Dinamarca ha sido legal desde 1973.
Los investigadores compararon la tasa de tratamiento por problemas mentales en mujeres antes y después de un primer aborto. En el primer año después de un aborto, 15 de cada 1.000 mujeres necesitaron consulta psiquiátrica, una tasa similar a quienes buscan ayuda nueve meses antes de un aborto.
Los investigadores dijeron que, para empezar, las mujeres que solicitan un aborto pertenecen a un grupo demográfico con mayor tendencia a tener problemas emocionales. Las estadísticas muestran que un gran porcentaje tenía apuros económicos y tasas de embarazos no deseados por encima del promedio.
Aunque las madres primerizas tuvieron una menor incidencia de problemas mentales en general, la proporción de quienes buscan ayuda después del parto fue mucho mayor. Cerca de siete de cada 1.000 mujeres recibió asistencia por cuestiones de salud mental dentro del año posterior al parto, comparado con cuatro de cada 1.000 antes del parto.
Los problemas más comunes entre las mujeres de ambos grupos fueron ansiedad debilitante, estrés grave y depresión.
"Una mujer debe saber que su riesgo de sufrir un episodio psiquiátrico no es mayor" después de un aborto, dijo Trine Munk-Olsen, de la Universidad Aarhus, quien dirigió el estudio.
Los resultados se publicaron en la última edición de la revista New England Journal of Medicine. El estudio fue financiado con aportaciones del Consejo Danés de Investigación Médica y la Fundación Susan Thompson Buffett, la cual apoya a organizaciones y proyectos en pro del derecho al aborto.
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En Estados Unidos se acaba de conmemorar el 38 aniversario del controversial fallo Roe vs Wade, a partir del cual se legalizó la práctica del aborto, el 22 de enero de 1973.
Un estudio reciente del Instituto Guttmacher, una entidad con sede en Nueva York que trabaja el tema de la planificación familiar, reveló que en Estados Unidos, la tasa de abortos inducidos (no los que ocurren espontáneamente por cuestiones médicas en un embarazo) fue de 19,6 terminaciones por cada 1.000 mujeresde entre 15 y 44 años.
La cifra total de abortos fue de 1,2 millones de abortos, número que se mantiene prácticamente estable desde 2005. Los expertos del instituto consideran que más mujeres están utilizando fármacos para interrumpir el embarazo, como la píldora del día después.
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