El aumento de las tasas de obesidad infantil es preocupante. A nivel mundial el número de niños y adolescentes obesos subió a 124 millones en 2016, más de 10 veces, si se compara con los 11 millones que eran obesos hace 40 años, en 1975. Estas conclusiones surgieron de un amplio informe publicado en 2017 en The Lancet, donde se recabaron datos de 200 países.
En Estados Unidos, el porcentaje de niños y adolescentes con obesidad aumentó más del triple desde 1970, según un estudio publicado en Pediatrics en 2018. Los datos de 2015-2016 muestran que casi 1 de cada 5 niños y jóvenes en edad escolar (de 6 a 19 años) en el país son obesos.
La obesidad es más alta en los niños afroamericanos e hispanos y casi la mitad de todos los niños hispanos tienen sobrepeso u obesidad.
La tendencia actual es muy peligrosa. Es probable que los niños obesos se conviertan en adultos obesos, aunque ya tener sobrepeso desde pequeños los pone en riesgo de padecer graves problemas de salud, dijeron los expertos al presentar los datos. Éstos incluyen hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, apoplejía y ciertos tipos de cáncer, como de mama y el colon, enfermedades que antes eran típicas de los adultos.
Atacar las causas ¿por qué engordan los niños?
Muchos factores contribuyen a los problemas de sobrepeso en los niños. Una tendencia al sobrepeso, definida por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) como tener un índice de masa corporal de entre 25 y 29.9, muchas veces se da en las familias. Pero la herencia es sólo una parte del problema: los patrones familiares como la alimentación y los hábitos de actividad pueden tener una influencia mucho más fuerte sobre el peso que la herencia, informa la Academia Americana de Nutrición y Dietética.
1. Las costumbres familiares
Los tipos y cantidades de alimentos disponibles en el hogar pueden llevar a un aumento de peso durante la infancia. Por ejemplo, los niños que beben muchas bebidas endulzadas con azúcar tienden a engordar. A las sodas y otras bebidas azucaradas, es mejor utilizarlas para ocasiones especiales. Comer en restaurantes o lugares de comida rápida más de una vez por semana, también puede hacer que los niños aumenten de peso.
¿Qué puedes hacer? En lugar de papas fritas y dulces, mantén las frutas y verduras y otros bocadillos saludables cerca de las comidas intermedias.
2. Las recompensas o castigos con alimentos
Es un error usar alimentos para castigar o recompensar. La restricción de los alimentos puede llevar a comer en exceso y a un mal autocontrol respecto de la sensación de saciedad. Y recompensar a los niños con alimentos también es arriesgado: a menudo los premios son dulces y otras golosinas, esto puede agudizar su preferencia por los postres y otros alimentos con alto contenido de azúcar.
¿Qué puedes hacer? Evita utilizar los alimentos para incentivar o castigar a los niños.
3. La falta de actividad física
Pasar mucho tiempo frente al televisor o la computadora puede llevar al aumento de peso. Estas actividades no consumen mucha energía. Ver la televisión sólo quema unas 50 calorías por hora.
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¿Qué puedes hacer? Ayuda a tu hijo a estar activo todos los días. Limita el tiempo total frente a la pantalla a 1 o 2 horas por día. Haz que se levante y se mueva durante los comerciales. Anímalo a hacer otras actividades: muchos niños comen alimentos ricos en calorías como galletas o papas fritas, mientras miran televisión o se entretienen con los videojuegos.
Intenta poner en práctica una regla familiar que impida comer mientras se mira la televisión, se usa la computadora o se juegan videojuegos. En su lugar, promueve una alimentación consciente durante las comidas y los refrigerios en la mesa.
3. Medicamentos que engordan
Algunos medicamentos pueden contribuir al aumento de peso o del apetito.
¿Qué puedes hacer? Consulta con el médico de tu hijo sobre los efectos secundarios de los medicamentos. Si presentan riesgo de aumento de peso, pregunta si el niño puede tomar otra medicina. Si de todos modos está aumentando de peso, pide una consulta con un nutricionista o dietista registrado, quien puede ofrecer orientación sobre cómo reducir calorías, al mismo tiempo que se obtienen los nutrientes necesarios para el crecimiento.
4. Factores emocionales
Los niños que siempre tienen hambre pueden estar comiendo por razones emocionales. Podrían usar los alimentos para evitar sentimientos fuertes que son incómodos o difíciles de manejar.
Si los niños comen como una forma de lidiar con los sentimientos, pueden olvidar lo que se siente tener hambre. Estos niños pueden necesitar ayuda para aprender cómo lidiar con los problemas de una manera saludable.
¿Qué puedes hacer? Recuérdale a tu hijo que las emociones son normales. Explícale que los alimentos pueden hacer que se sienta mejor por un tiempo, pero los problemas siguen ahí. Habla con el médico para averiguar qué está sucediendo con tu hijo, aconseja la Academia Americana de Nutrición y Dietética.
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