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Aquel día, la estrella de la NBA anunció su retiro de los Lakers, a los 32 años. Y comenzaron una catarata de entredichos sobre la vida sexual de Johnson, y sobre su desconocimiento acerca del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que causa el Sida.

El astro del basquetball confesó en aquel momento que su esposa y su hijo (que aún no había nacido) no estaban infectados con el VIH, y que él había contraído el virus por tener múltiples parejas sexuales a lo largo de su carrera.

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Aunque participó de algunos juegos más, sus compañeros de la NBA se quejaron del riesgo que era tener a un portador del virus del Sida en la cancha, lo que hizo que Magic Johnson se retirara definitivamente del deporte en 1996.

Desde entonces, se ha convertido en un motivador y un vocero de la lucha contra el Sida, a través de la Magic Johnson Foundation y de alianzas con laboratorios y comisiones del Gobierno.

En tiempos en los que el VIH se seguía asociando exclusivamente al uso de drogas y a la homosexualidad, Johnson fue uno de los rostros que alertó sobre el peligro del sexo heterosexual sin protección.

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Paciente privilegiado, Johnson comenzó a recibir cócteles de dos y tres drogas diarias apenas fue diagnosticado, aún antes que estos tratamientos se dieran a conocer en congresos médicos y se reconocieran como los más eficaces para tratar la infección.

Según el mismo Johnson explica, respetar estrictamente esta rutina de remedios, además de llevar una dieta sana, es lo que le ha permitido no desarrollar Sida en 20 años.

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