Un hospital de Phoenix, en Arizona, tuvo que retirar el martes su estatuto católico por decisión de las autoridades religiosas, luego de que procediera en noviembre de 2009 a un aborto terapéutico para salvar la vida de la madre.
El Hospital St. Joseph no podrá identificarse como católico y no podrá realizar misas en sus instalaciones, anunció el obispo de Phoenix, Thomas Olmsted.
Puntos Clave
"El bebé estaba sano y el embarazo no presentaba ningún problema", aseguró el obispo en un comunicado. "Era la madre la que estaba enferma y que debía ser curada, pero en lugar de tratar su enfermedad, los médicos y el comité ético del hospital decidieron matar al bebé sano de 11 semanas", añadió el religioso.
Esta situación "es contraria a las enseñanzas de la Iglesia", apuntó el obispo Olmsted.
"Aunque profundamente decepcionados, nosotros continuaremos cumpliendo a rajatabla nuestra misión", respondió la directora del hospital, Linda Hunt, en un comunicado.
"Nuestra forma de operar, nuestra política y nuestros procedimientos no van a cambiar", agregó la portavoz del centro médico.
Hunt defendió vigorosamente la decisión del hospital de proceder al aborto para salvar la vida de la madre y en acuerdo con la paciente y los familiares de los afectados, explicó el hospital.
"En apego con nuestros valores de dignidad y de justicia, si estamos en presencia de una situación en la cual un embarazo pone en peligro la vida de una mujer, nuestra primera prioridad es salvar a los dos pacientes", dijo Hunt.
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"Si no es posible, siempre salvaremos la vida que podamos salvar, y eso lo que hicimos en este caso. Moralmente, éticamente y legalmente, no podemos simplemente dejar morir si podemos salvarla".
El obispo Olmsted, que excomulgó a la hermana de la paciente que autorizó el aborto terapéutico, reprochó también al hospital St. Joseph y a la institución que lo administra, Catholic Healthcare West (CHW), de haber "cooperado durante años con varios programas médicos contrarios a las directivas éticas y religiosas" de la Iglesia Católica.
Según el obispo, el hospital y la CHW son también "formalmente responsables" de haber avalado consejos sobre métodos anticonceptivos, distribuido diafragmas y preservativos, propuestas de esterilizaciones voluntarias o procedimientos de abortos terapeúticos después de violaciones o incestos.
En un comunicado, la asociación Catholics For Choice, que defiende el derecho al aborto, estimó que la decisión del obispo Olmsted era "triste".
"Es triste que la intransigencia del obispo Olmsted le impida aceptar que personas que buscan una asistencia médica puedan necesitar cuidados que le parecen a él inaceptables, cuando sabe como nosotros que los católicos usan la contracepción y recurren al aborto en las mismas proporciones que el resto de la población", afirmó Jon O’Brien, presidente de la asociación.
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