Las comidas rápidas son las preferidas de muchos, y si bien se sabe que están llenas de calorías, muchos fallan al momento de determinar cuántas tienen en realidad. ¿Saberlo ayudaría a limitar el consumo?
Un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard demostró que las personas fallan al estimar el contenido calórico de las comidas rápidas que eligen. El 34 % de los adolescentes, el 23% de los padres de niños en edad escolar y el 20% de los adultos consultados, falló al determinar el contenido calórico de este tipo de menúes.
El investigador Jason Block llegó a estas conclusiones luego de encuestar a 3,400 personas que visitaron 89 restaurantes de comidas rápidas, entre ellas McDonald's, Burger King, KFC, Subway, Dunkin' Donuts y Wendy's.
El grupo de científicos que realizaron el trabajo pidiò a los comensales que estimaran la cantidad de calorías de sus comidas; registraron estos datos y también computaron el contenido calórico real. El estudio fue realizado en 2010 y 2011, y las conclusiones fueron publicadas recientemente en BMJ, el journal de la British Medical Association. Estas fueron:
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- La cuarta parte de los encuestados erraron en el cálculo de las calorías de sus comidas, informando que contenían al menos 500 menos que las reales.
- Los menúes de los adolescentes contenían un promedio de 756 calorías, pero éstos “subestimaron” el contenido en unas 259 calorías.
- Los adultos consumieron comidas con un promedio de 836 calorías, pero les atribuyeron 175 calorías menos.
- Los niños en edad escolar consumieron menúes de 733 calorías, pero sus padres calcularon que éstas tenían 175 menos.
- Los clientes de Subway subestimaron el contenido calórico, mucho más que los de McDonald's, Burger King, KFC, Wendy's y Dunkin' Donuts.
Block sostiene que estas fallas de cálculo demuestran que los comensales no saben realmente lo que comen, cuando se trata del contenido calórico. “Es necesario que cuenten con esta información para ayudarlos a elegir”, opina.
El experto sugiere que esta información la podrían recibir desde los sitios web de las compañías o de algún otro modo, tal vez en los mismos restaurantes. Una posibilidad sería informarlo en pósters en las paredes, en las servilletas o en los vasos, o que los clientes tengan a la vista esta información cuando consulten el menú, antes de hacer su pedido. “Algunas cadenas como McDonald’s y algunas ciudades ya lo están haciendo”, informa el investigador de Harvard.
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