Salud mental

Por su bien, deja que tu hijo se aburra

| Foto: THINKSTOCK

Por vwolman@holadoctor.net
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Vemos a nuestros hijos salir del colegio y tomar la merienda apurados para salir corriendo para ir a ballet, a fútbol o a la actividad de turno. Y si no tienen ningún compromiso, dicen que están aburridos y se vuelven insoportables. Sin embargo, hay estudios y expertos que aseguran que el aburrimiento es beneficioso y puede ayudarlos a desarrollar otras habilidades. Por eso te decimos, déjalo que se aburra.



No sólo no es negativo sino que el aburrimiento puede ser algo muy positivo para los niños y los padres deben permitir que se aburran para que puedan desarrollar su capacidad innata de ser creativos y para aprender a divertirse por sus propios medios.

Teresa Belton, investigadora de la Universidad de Educación y Aprendizaje Permanente de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, dijo en un reportaje a la BBC que las expectativas culturales de que los niños deben estar siempre activos podrían obstaculizar el desarrollo de su imaginación.

Según la autora, hoy en día vivimos un mundo de vorágine y competencia, todos corriendo de un lado a otro sin parar y nuestros hijos reflejan ese modelo hiperactivo. 

A través de las múltiples actividades programadas que nosotros mismos pagamos, intentamos que nuestros hijos aprendan de todo para un mundo que es también cada vez más competitivo, por eso deseamos que satisfagan las expectativas culturales de la sociedad actual que marca que los niños deben estar siempre activos.

El aburrimiento como sentimiento no ha sido aún ampliamente estudiado. Pero quizás sea su prevalencia lo que explique por qué los científicos se han dedicado ahora a explorar la sensación.

"Cuando estás nadando en algo, quizás no te des cuenta de lo importante que es ese no hacer nada", dijo en un reportaje al diario La Nación John Eastwood, de la Universidad York en Canadá, uno de los primeros académicos en interesarse en la materia.

El problema es que esta tendencia a tener que estar haciendo algo todo el tiempo podría obstaculizar el desarrollo de su imaginación y por ende, la capacidad de jugar y aprender espontáneamente en los niños.


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El aburrimiento da rienda suelta a que el niño busque en su universo de recursos, algunos de los cuales ni siquiera sabe que tiene y logre conectarse consigo mismo, activando su creatividad, su imaginación y su capacidad de producir cosas por sí mismo sin estímulos del ambiente, sobre todo los electrónicos, tan comunes y a la mano en estos días. 

El aburrimiento con frecuencia viene de la mano de una actitud naturalmente impulsiva por parte de quienes están buscando constantemente nuevas cosas. La realidad es que todos somos creativos desde el nacimiento, pero que con los años vamos perdiendo esa capacidad si no la ejercitamos. 

La falta de cosas que uno “tiene que hacer” impulsa incluso a hablar con otros y a probar actividades que no habría hecho en otras circunstancias. Uno de los errores es asociar al aburrimiento con soledad y otro es pensar que la soledad y el estar solo no es algo que puede ser bueno también. 

Estar solo es una gran oportunidad para que el niño se encuentre consigo mismo y valore más los momentos de interacción con los demás.

Puede pasar que tu hijo pase mucho tiempo solo, mirando televisión o jugando juegos electrónicos y te preocupe justamente eso, que parece no conectarse con el mundo.

Hay niños que creen que ir a practicar un deporte es aburrido y lo divertido es quedarse en casa con sus juguetes electrónicos o simplemente viendo televisión. En ese caso puedes ponerle un límite al tiempo que pasa conectado para que logre aburrirse de verdad.  

En un comienzo, el aburrimiento puede ser padecido como una "sensación incómoda" pero debemos enseñar a nuestros hijos a superar ese momento y que sean capaces de desarrollar un estímulo interno sin caer en la tentación de llenarles el vacío sin encender la televisión o el teléfono portátil. 

Los niños necesitan tener un tiempo para 'no hacer nada', tiempo para poder imaginar, desarrollar sus procesos de pensamiento, asimilar sus experiencias a través del juego o simplemente observar el mundo que les rodea, concluyen los expertos.

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