Un alto nivel de inteligencia en los niños puede ser también un problema. Una nueva investigación descubre que los desórdenes del estado de ánimo pueden ser el precio que algunas personas tienen que pagar por tener un coeficiente intelectual por encima de lo normal. Y el precio vendría de la mano de una importante enfermedad mental.
Los psicólogos del The Royal College of Psychiatrists que realizaron el estudio encontraron una conexión entre un CI (coeficiente intelectual) más alto en la niñez y las características del desorden bipolar en los adultos jóvenes.
La investigación, publicada en la última edición de la Revista Británica de Psiquiatría, agrega leña al debate con respecto a la conexión entre los temas de la inteligencia, la creatividad y la salud mental.
Para el estudio, se realizó un seguimiento de 1.881 personas desde los 8 años de edad hasta sus 22 o 23 años y se les midió el CI junto con cualquier característica de desórdenes del estado de ánimo para establecer una relación.
Los resultados mostraron que existe una conexión entre tener 10 puntos más de CI a la edad de 8 años y estar dentro del 10 por ciento principal por tener rasgos de personalidad maníaca a los 20 años.
El profesor Daniel Smith, uno de los autores del estudio expresó: “Durante muchos años se ha debatido sobre una posible conexión entre el desorden bipolar y la inteligencia y creatividad, y muchos estudios han planteado esta conexión.
En este extenso estudio, hallamos que el mejor desempeño en las pruebas de CI a los 8 años pronosticó características bipolares en el adulto joven.
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“No decimos que un alto CI en la niñez constituya un riesgo definido de desorden bipolar, sino que posiblemente exista una biología compartida entre la inteligencia y el desorden bipolar, lo cual necesita estudiarse más profundamente”, agregó el informe.
Se sabe que muchos otros factores, entre los que se incluyen la historia familiar de enfermedades mentales, las adversidades en la niñez, hechos de vida que son estresantes y abuso de drogas, aumentan el riesgo de desarrollar un desorden bipolar.
Nuestro hallazgo tiene consecuencias sobre la comprensión de cómo puede haberse seleccionado la predisposición al desorden bipolar a través de las generaciones.
Una posibilidad es que los desórdenes graves de estado de ánimo, como el desorden bipolar, sea el precio que los seres humanos tienen que pagar por tener rasgos de mayor adaptabilidad, como la inteligencia, la creatividad y la aptitud verbal.
Este trabajo conformará futuros estudios genéticos en la interfaz de la inteligencia, la creatividad y el desorden bipolar, y ayudará a mejorar, no sin esfuerzo, las estrategias para detectar con mayor antelación el desorden bipolar en los adolescentes y adultos jóvenes”, concluyó.
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