Para muchos el asesinato del terrorista más buscado del mundo significa cerrar un capítulo en sus vidas. Pero al mismo tiempo, la sensación de amenaza continúa. Más después de que el gobierno estadounidense emitiera un comunicado advirtiendo a las personas que estaban fuera del país que se cuidaran.
Puntos Clave
El tan esperado final de uno de los hombres más buscados del mundo, el autor del terror del 11-Sept Osama bin Laden, alivia a la mayoría de estadounidenses.
Pero el dolor, la sensación de pérdida, la carga del luto y una molesta ansiedad persistirán, según afirmaron el lunes expertos en salud mental.
Diane Massaroli, que perdió a su marido Michael Massaroli en los ataques a las Torres Gemelas hace casi diez años, declaró a CNN que siente que “se ha hecho justicia. Siento una calma general que no he sentido en diez años. Nunca pensé que sucedería... nunca pensé que me daría una sensación de conclusión”. Ahora, añadió, “me siento mejor... como que puedo comenzar un nuevo capítulo de mi vida”.
Para el público estadounidense en general, también hay una “sensación parcial de conclusión, en el sentido de que reconocemos que Osama [bin Laden] nos llevó a la guerra. Esto nos permite finalizar la captura del hombre más buscado del mundo”, apuntó Alan Hilfer, director de psicología del Centro Médico Maimonides de la ciudad de Nueva York.
Pero Hilfer enfatizó que la gente también se da cuenta de que los líderes terroristas pueden ser reemplazados, que Al Qaeda sigue planteando una amenaza muy real, “y que los estadounidenses son conscientes de que no pueden simplemente relajarse. Nadie está diciendo que la cabeza de la bestia haya sido cortada y la bestia no pueda vivir”.
“Esperamos y anticipamos, como en los últimos diez años”, añadió.
Esa perdurable sensación de ansiedad se enfatizó el lunes en la mañana cuando el Departamento de Estado de EE. UU. emitió una advertencia a los estadounidenses que viajan o viven en el extranjero de que tengan cuidado, llegando incluso a aconsejarles que permanecieran en sus casas u hoteles y que no se reunieran en grupos, según informó CNN.
Todo esto sucedió mientras los titulares del día reportaban la noticia de que una unidad de las fuerzas especiales de EE. UU. había dado muerte a bin Laden el domingo en un recinto en Paquistán y que su cuerpo había sido arrojado al mar.
El Presidente Barack Obama comentó en una alocución televisiva dirigida a la nación el domingo por la noche que desde el 11 de septiembre de 2001 el consuelo había sido muy necesario.
Rindió homenaje a las pérdidas emocionales que tantos han soportado desde los ataques del 11-Sept, y a los “casi 3,000 ciudadanos que nos arrebataron, dejando un inmenso vacío en nuestros corazones”.
“En noches como estas, podemos decirles a esas familias que perdieron seres queridos por el terror de Al Qaeda que se ha hecho justicia”, afirmó.
¿Pero qué tanto afectará la muerte de bin Laden a los que resultaron más profundamente perjudicados por la tragedia?
El Dr. Alan Manevitz, un psiquiatra familiar del Hospital Lenox Hill de la ciudad de Nueva York que fue también uno de los primeros socorristas del 11-Sept, enfatizó que nada puede borrar del todo las pérdidas de esa mañana.
“No disminuye necesariamente el sufrimiento de las familias”, planteó. Aunque podría hacer que el servicio de este año para el décimo aniversario “sea mucho más significativo... es un motivo triste para estar felices”, añadió.
Aún así, a medida que la noticia de la muerte de bin Laden se propagaba el domingo en la noche, por todo el país surgieron celebraciones espontáneas, desde las Torres Gemelas, lugar de la peor masacre del 11 de septiembre de 2001, hasta las puertas de la Casa Blanca y ciudades y pueblos grandes y pequeños.
“Hemos esperado este día mucho tiempo”, declaro el lunes por la mañana a la Associated Press Lisa Ramaci, una mujer de Nueva York cuyo marido, un periodista autónomo, murió en la Guerra de Irak. “Creo que esta noche hay un gran alivio en Nueva York, después de estos diez años de frustración creciente, de querer que muriera, y ahora está muerto, y pueden ver lo feliz que está la gente”.
Hace diez años, Dionne Layne era la madre de un niño pequeño que vivía en Brooklyn, donde vio la caída de la segunda Torre Gemela tras el ataque terrorista. Ahora vive en Stamford, Connecticut. La madre de 44 años pasó toda la noche en la Zona Cero con sus dos hijos, de once y nueve años de edad.
Layne dijo que pensaba permanecer en el lugar con sus hijos el lunes porque “esto no lo verán en clase de historia. Tienen que ser parte de esto”.
El lunes en la mañana estaba nublado en Shanksville, Pensilvania, donde un avión secuestrado por los secuaces de bin Laden se estrelló en un campo después de que los pasajeros se resistieran, evitando lo que se supone sería un ataque en Washington, D.C. Un promontorio rodeado por una cerca sirve como monumento conmemorativo temporal hasta que se construya uno permanente para el vuelo 93 de United Airlines, reportó la AP.
“Pensé en el once de septiembre y toda la gente que murió”, dijo Daniel Pyle, de 33 años, procedente de Shanksville, que se detuvo en el lugar de camino al trabajo en una compañía de cuidado de césped. “Quería rendir homenaje a la gente que murió ese día. Creo que esto nos da cierta conclusión”.
Esta es “una noticia importante para nosotros y para el mundo”, afirmó Gordon Felt, presidente de una organización que represente a las familias de las personas que murieron cuando el vuelo 93 se estrelló. En una declaración, Felt dijo que la muerte de bin Laden “no puede aliviar nuestro dolor ni devolvernos a nuestros seres queridos”, pero que sí “da cierto consuelo”, reportó la AP.
El domingo al final del día, una multitud comenzó a reunirse frente a la Casa Blanca antes de que Obama se dirigiera al país sobre la muerte de bin Laden. Marlene English, residente de Arlington, en Virginia, declaró a la AP que “no ha terminado, pero se ha ganado una batalla, una gran batalla”.
Y en el parque Citizens Bank de Filadelfia, sede del equipo de béisbol Phillies y sus vociferantes fanáticos, la noticia de la muerte de bin Laden hizo que la multitud, que se había reunido para un juego contra los Mets de Nueva York, comenzara a cantar espontáneamente “¡U. S. A, U. S. A.!”.
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