Christy O'Donnell, ex sargento de la policía y madre soltera, demandó al estado de California para que inmediatamente le permitan a sus médicos prescribirles sin consecuencias penales, los medicamentos que acabarán con su vida, antes de que lo haga el cáncer terminal que padece. Inspirada en el caso de la joven Brittany Maynard, O'Donnell, pide a las autoridades que le eviten la muerte dolorosa que le espera.
"Moriré en los próximos meses y me espera una muerte dolorosa", dijo O'Donnell en una entrevista (ver video arriba de la Fundación pro muerte digna Compassion & Choices).
"Le pido a la corte que emita una orden, así los doctores pueden prescribirme legalmente los medicamentos que acabarán con mi vida y me evitarán una muerte dolorosa. De esta forma, el tiempo que me quede, no estaré pensando y preocupada en la forma dolorosa en que me tocará morir", explicó.
O'Donnell es una de las tres pacientes con cáncer que está trabajando con la organización sin fines de lucro que aboga por los derechos de los pacientes a terminar con su vida. De los tres casos, ella es la única que padece la enfermedad en su estadio terminal, y reconoce que fue inspirada en el caso de Brittany Maynard, la joven que terminó con su vida el 2 de noviembre pasado, bajo la forma de muerte asistida y con la ayuda de la mencionada organización.
"El caso de Christy debe servir de ejemplo para alentar a otras personas que están muriendo y que enfrentan un final doloroso que los cuidados paliativos del mejor hospital no pueden evitarle", explicó el director legal de Compassion & Choices , Kevin Díaz.
"Tal como lo había explicitado Brittany, estas personas necesitan desesperadamente tener la opción de recibir ayuda médica así pueden morir sin sufrir, en forma tranquila, mientras duermen. Y la necesita rápido ahora, antes de que sea tarde", enfatizó el abogado.
O'Donnell fue diagnosticada con cáncer de pulmón en estadio IV, el más avanzado, y ya la enfermedad se ha desarrollado también en el cerebro, el hígado, costillas y vértebras, lo cual fue descubierto por los médicos el mes pasado, después de darse cuenta de que el tratamiento con quimioterapia que le habían realizado no había tenido el efecto esperado.
Ya el 21 de abril, O'Donnell, quien vive en la ciudad de Valencia, California con su hija Bailey de 20 años, fue internada en el hospital porque tenía fuertes dolores en la espalda "tan fuertes que apenas podía caminar", explicó en una entrevista.
"Si los nuevos tratamientos también fracasan, moriré en junio o julio", agregó. "Ni mi hija ni yo podemos esperar..un día ella va a llegar a mi casa y va a encontrar mi cuerpo sin vida o me va a ver morir sufriendo", explicó.
En la muerte asistida, a diferencia de la eutanasia, el médico provee al paciente de la información y medicación necesaria pero es el mismo paciente terminal el que decide cuándo y en qué contexto se quita la vida.
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La Corte Suprema de Estados Unidos permite brindar cuidados paliativos, es decir administrarle al paciente terminal una serie de cuidados y medicinas que alivien su dolor para disminuir lo más posible el sufrimiento final. Sin embargo, no existe una legislación federal en torno al tema de la muerte asistida y la corte ha dejado abierto que cada estado decida sobre la aprobación de la muerte digna o suicidio asistido.
Hasta el momento en Oregon, Washington, Nuevo Mexico, Vermont y Montana la muerte digna es legal, con diferente grado de restricciones y procedimientos, siendo Oregon el estado pionero en el tema (en 1997 aprobó la ley), razón por la que Maynard eligió mudarse allí con su familia desde California para poder realizar este procedimiento.
"Si hago este juicio no es porque no tenga fe en la legislatura sino porque en general esto toma un largo tiempo", dijo O'Donell y agregó que no está buscando compensación económica, a pesar de que sus amigos ya comenzaron a juntar dinero para ayudar a su hija cuando quede sola. "Lo único que quiero es que me ayuden para que mi hija no me vea sufrir", explicó.
"Para la ley de California, aprobada en 1873, asistir a alguien a quitarse la vida es un crimen. Ese año se abolió la esclavitud en Puerto Rico y su estado natal, Hawaii, era todavía una monarquía...la ley se supone que debe ir cambiando con las necesidades de la sociedad", agregó la ex sargento de la policía federal de Los Angeles, quien también explicó que está tomando cuidados paliativos, pero que muchas de las drogas que le recetaron no puede tolerarlas.
Lo que O'Donell desea es poder celebrar el cumpleaños número 21 de su hija en Bahamas el próximo 23 de junio, para lo cual ya ha comprado los pasajes.
Cuando le diagnosticaron que el cáncer se había diseminado, sus doctores le realizaron dos tipos de tratamiento de quimioterapia, pero si esos tratamientos no funcionan, es probable que no llegue en condiciones al cumpleaños de su hija.
"Voy a tener fe...rezamos para que la quimioterapia funcione", agregó.
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