Un consumo controlado de azúcar, sin reducir calorías, puede hacer que los niños con sobrepeso mejoren su salud en solo 10 días. Un estudio demostró que baja la presión arterial y los niveles de colesterol.
Decir que una persona es “dulce” puede hablar bien de ella. Decir que un alimento lo es, no siempre, ya que si tiene azúcar refinada es nocivo para el organismo. El concepto quedó demostrado una vez más luego de un estudio realizado por investigadores del Departamento de Pediatría de la Universidad de California San, en San Francisco y el Colegio de Medicina Osteopática de la Universidad Touro, en California.
El doctor Robert Lustig, líder del estudio que fue publicado en el journal Obesity, explicó tras las pruebas, que el azúcar no es nociva porque el alta en calorías o porque influye en el peso, sino porque es perjudicial para el metabolismo y dispara una cascada de reacciones en el organismo. Limitar su consumo ayuda a bajar la presión sanguínea, el colesterol y el azúcar en la sangre, todas condiciones responsables de causar enfermedades cardíacas y diabetes.
Los expertos contaron con la colaboración de 43 niños obesos de entre 9 y 19 años: 27 latinos y 16 afroamericanos, todos ellos con al menos un indicio de síndrome metabólico relacionado con el peso, como alta presión, colesterol elevado o hígado graso.
Durante 9 días los niños consumieron una dieta similar a la que tenían habitualmente, que incluyó comida chatarra, bagels, pasta, pizza, hot dog de pavo, burritos de frijoles, chips de papa horneados y palomitas de maíz. Se mantuvieron los mismos porcentajes de proteínas, grasas y carbohidratos, pero se redujo el azúcar de un 28 a un 10% y se lo reemplazó por almidones. También se tomó nota sobre el peso diario, y las colorías necesarias para mantener el peso.
El doctor Jean Marc Schwarz, coautor del estudio, reveló que solo retiraron el azúcar procesada. Y resaltó que los efectos fueron evidentes, ya que luego de 9 días, la presión sanguínea de los participantes se redujo un promedio de 5 puntos, 33 puntos el nivel de triglicéridos y 10 puntos el colesterol “malo” o LDL, además del azúcar en la sangre y los niveles de insulina.
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Y aunque no era el efecto buscado, algunos niños también bajaron un promedio de 2 libras (907 gramos) durante el estudio. Muchos de los participantes revelaron que tenían menos hambre, y un tercio de ellos declaró que no podía comer tanta comida como la que les daban, tratando de que no bajaran de peso.
Los investigadores están muy satisfechos con los resultados, demostraron cuánto puede ser de nociva el azúcar para la salud y que con solo 9 días ya se pueden notar mejoras. De todos modos, aclararon que fue una muestra pequeña de solo 43 niños, y que no se contó con un grupo de control, o participantes que siguieran una dieta regular sin modificaciones, para poder evaluar las diferencias. De todos modos, los expertos advierten que los niños estadounidenses consumen mucha más azúcar que la recomendable… y también los adultos.
En los Estados Unidos, un niño promedio consume más de 10 libras (4,5 kg) de azúcar agregada al año, que puede estar contenida en el bowl de cereales que come cada mañana en su desayuno y en el vaso de jugo de naranja que lo acompaña. Según la Asociación Americana del Corazón (AHA), los niños entre 4 y 8 años con una ingesta diaria de 1,600 calorías deben consumir al día no más de 6 cucharaditas (32 g) de té de azúcar agregada, pero en la actualidad consumen 21 cucharaditas. Como parámetro, una soda de 6 onzas contiene 9 cucharaditas.
Según la OMS, la ingesta diaria de azúcar agregada no debe superar el 10% del consumo total de calorías. Este porcentaje incluye el azúcar que se usa en alimentos y bebidas, la miel, el jarabe de maíz y los jugos y concentrados de fruta.
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