En la misma semana, cumplió 116 años la estadounidense Susannah Mushatt Jones y murió el japonés Sakari Momoi a los 112 años. Ambos tenían el título Guinness de "los más viejos del mundo."
El libro de los récords Guinness anunció el cumpleaños de Susannah Mushatt Jones, quien acaba de llegar a los 116 años el lunes 6 de julio. Durante el festejo, lució un vestido negro con lunares blancos, y una chaqueta blanca con sombrero al tono. La entidad le otorgó el certificado que la reconoce como la persona más vieja del mundo.
Jones, más conocida como “T” por sus 100 sobrinos, es una afroamericana nacida en 1899 en Alabama, al sur de EE.UU. Era hija de un recolector de algodón y si bien en su momento la aceptaron para realizar estudios universitarios, sus padres no pudieron pagar los gastos y declinó esta posibilidad. En 1923 se mudó a Nueva York para trabajar como ama de llaves y niñera.
La mujer celebró su cumpleaños con dos fiestas, una con su familia y otra con amigos, vecinos y autoridades. Cuando un integrante de Guinness World Records le preguntó el secreto de su longevidad, “T” contestó enfáticamente ¡Dormir!
La página de Internet de Guinness explica que Jones está ciega y tiene dificultades para oír, pero solo toma dos medicamentos por día y no vive postrada en la cama. El récord de la persona más vieja del mundo lo tiene la francesa Jeanne Calment, que murió en 1997 con 122 años y 164 días.
Murió el más anciano
Con las curiosidades del círculo de la vida, en la misma semana falleció Sakari Momoi, quien ostentaba el título Guinness del hombre más viejo del mundo. En agosto del año pasado había recibido el certificado, pero el título le duro algo menos de un año.
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Tuvo cinco hijos y fue un educador retirado de química agrícola, y a raíz de una insuficiencia renal tuvo que ser hospitalizado en Tokio, donde murió el domingo 5 de julio. Había pasado sus últimos años en un hogar de ancianos en la capital del país.
Momoi había nacido el 5 de febrero de 1903 en Fukushima, una zona golpeada por el tsunami y el terremoto de 2011. En entrevistas, Momoi le adjudicaba su larga existencia a una vida tranquila, una alimentación sana y varias horas de sueño.
El anciano pasaba sus días practicando caligrafía y participando en actividades recreativas en la casa de cuidados donde vivía. En 2014, cuando recibió el diploma de los Récords Guinness, manifestó que quería vivir dos años más.
Hoy el cetro del hombre más viejo del mundo pertenecería a su compatriota Yasutaro Koide, quien nació un mes después, en marzo de 1903. Pero Guinness deberá certificar el dato para asegurar que es el “nuevo” hombre más longevo.
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