¿Tus ojos están enrojecidos, pican y no dejan de llorar? Lo más probable es que sea una conjuntivitis. Seguramente, lo primero que te preguntarás es cómo fue que desarrollaste esta enfermedad si hasta el día anterior todo estaba bien.
La conjuntivitis es una de las afecciones de los ojos más comunes en el mundo y puede presentarse en bebés, niños y adultos. Ocurre cuando se inflama el tejido fino y transparente que cubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo, llamado conjuntiva, y se hacen más visibles los vasos sanguíneos.
La visibilidad de los vasos sanguíneos es lo que da ese tono rosado o rojo a los ojos. Además, es normal que se inflame la parte blanca del ojo o el interior del párpado, que aumente la cantidad de lágrimas y que haya picazón o ardor, lagañas en párpados y pestañas y secreciones transparentes, amarillas, blancas o verdes. Es posible que se experimente la sensación de tener arena en los ojos e incomodidad al usar lentes de contacto.
Esta molesta inflamación puede ser causada por cuatro factores que están presentes en nuestra cotidianidad: virus, bacterias, alérgenos y sustancias irritantes. Por eso es tan frecuente y tan fácil de transmitir.
Viral, bacteriana y alérgica
La conjuntivitis viral es la más común de todas y es muy contagiosa; la origina el mismo virus que causa el resfriado común, por eso es frecuente que se transmita en escuelas, oficinas y lugares concurridos. La bacteriana también es muy contagiosa y puede causar mayor enrojecimiento en los ojos, más secreciones pegajosas y dolor.
La alérgica es una reacción a alguna sustancia, como la caspa de las mascotas, los ácaros del polvo. La Academia Americana de Oftalmología también clasifica como conjuntivitis alérgica a la que es causada por la reacción a sustancias irritantes, como el humo del cigarrillo, el smog o el cloro de una piscina. Este tipo de afección no es contagiosa, pero es posible que se produzca una infección secundaria a causa de virus o bacterias.
¿La podemos evitar?
La conjuntivitis causada por virus o bacterias se propaga fácilmente, por ejemplo, si has estado en contacto con las secreciones de alguien infectado y luego te tocas los ojos. También puede darse por la propagación de la infección por bacterias que viven en la nariz, cuando la persona estornuda cerca de ti o si tienes contacto con el pañuelo que usa. Si no limpias bien tus lentes de contacto también hay riesgos de tener una infección.
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La buena noticia es que las posibilidades de contagio pueden reducirse tomando medidas simples en tu cuidado personal. Lávate las manos a menudo, evita tocar o frotar tus ojos y no compartas efectos personales como productos de maquillaje, lentes de contacto y anteojos.
¿Cómo se trata?
En la mayoría de los casos, la conjuntivitis mejora sin necesidad de tratamiento en una semana, pero si los síntomas persisten después de ese tiempo, debes acudir al médico. En el caso de bebés y niños, siempre se debe buscar orientación de un oftalmólogo pediatra.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades también recomiendan buscar un especialista si hay dolor en el ojo entre moderado y fuerte, sensibilidad a la luz o visión borrosa o enrojecimiento intenso en el ojo. La afección puede complicarse si el paciente tiene el sistema inmunitario debilitado a causa de alguna enfermedad o tratamiento o por afecciones preexistentes en los ojos.
Si la conjuntivitis fue causada por una infección bacteriana, el oftalmólogo tendrá que recetarte gotas para los ojos con antibiótico. Si se debe a alergias, puede que necesites gotas para aliviar la comezón y la hinchazón. Y si fue causada por algún químico u otra sustancia podrían indicarte algún medicamento especial o ungüento. Salvo algunas excepciones, no es común que la enfermedad se agrave.
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