Sí, el polvo podría ser algo más que un molesto alérgeno o promotor de suciedad en nuestro hogar. Un grupo de investigadores encontró que estas partículas pueden albergar una gran cantidad de productos químicos que beneficiarían el desarrollo de las células grasas, lo que podría contribuir a la obesidad.
En los últimos años, investigadores e instituciones especializadas en salud buscaron comprender los efectos de los químicos que alteran el sistema endocrino. Este, está formado por glándulas que producen hormonas, las cuales funcionan como "mensajeras" de nuestro cuerpo.
El sistema endocrino influye en casi todas las células, órganos y funciones de nuestro organismo: controlar el estado de ánimo, el crecimiento y el desarrollo, la forma en que funcionan el metabolismo y la reproducción.
Estos químicos que los expertos estudian muchas veces se encuentran presentes en productos de uso cotidiano. Recientemente una investigación alertó sobre peligrosas sustancias en muebles, cosméticos, papeles, plásticos y bandejas para alimentos.
Los investigadores advirtieron que estos compuestos son una amenaza para la salud pública, ya que diferentes estudios los relacionaron con problemas de fertilidad, enfermedades hepáticas, cáncer y obesidad infantil.
En el nuevo estudio, Christopher Kassotis, doctor de la Nicholas School of the Environment de la Universidad de Duke, en EE. UU., y su equipo, encontraron evidencia que sugiere que el polvo doméstico puede promover el desarrollo de células grasas, debido a sustancias químicas que alteran el sistema endocrino.
Sus hallazgos se presentaron en ENDO 2019, la reunión anual de la Endocrine Society en Nueva Orleans.
"Esta es una de las primeras investigaciones que analiza los vínculos entre la exposición a mezclas químicas presentes en el ambiente interior y la salud metabólica de los niños que viven en esos hogares", afirmó Kassotis.
El polvo y la obesidad
Los investigadores recolectaron muestras de polvo en casi 200 casas, con el objetivo de estudiar el efecto de sus componentes químicos en la salud de los habitantes.
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Para ello, primero extrajeron las sustancias químicas de las muestras y luego, probaron sus efectos in vitro, específicamente analizando si los compuestos podían estimular el desarrollo de células grasas.
Sus resultados mostraron que incluso concentraciones muy bajas de los componentes del polvo, promovieron el crecimiento de células grasas precursoras (a partir de las cuales se desarrollan las células grasas adultas) y, en consecuencia, el crecimiento de células grasas.
Los investigadores identificaron la presencia de más de 100 sustancias químicas diferentes en el polvo, cerca de 70 de ellas estaban relacionadas con el crecimiento de las células grasas y alrededor de 40 influían el desarrollo de células de grasas precursoras.
Los expertos encuentran esto preocupante, ya que según estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), es probable que los niños ingieran entre 60 y 100 miligramos de polvo y tierra por día.
Según Kassotis esto sugiere que las mezclas de sustancias químicas que se producen en el ambiente interior podrían estar causando problemas en el metabolismo.
Además, los investigadores dicen que varios de los productos químicos que indujeron el crecimiento de las células grasas estaban presentes en mayor medida, en las muestras de polvo recolectadas en hogares habitados por niños con sobrepeso u obesos.
Kassotis y su equipo pretenden profundizar más en este fenómeno y encontrar información más específica sobre la posible relación entre los ingredientes de los productos domésticos comunes y el desarrollo de afecciones metabólicas.
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