Un hombre británico padece de un raro síndrome que hace que algunos carbohidratos como los de las papas fritas, se transformen en alcohol en su estómago. Conoce de qué se trata y cómo es vivir embriagado sin beber una gota de alcohol.
Al principio, Nick Hess no entendía qué le estaba pasando. "Era raro, cuando comía carbohidratos me volvía ridículo, vulgar" contó a la BBC.
Nick se sentía enfermo sin explicación, se levantaba con dolor de estómago o de cabeza, tal como si hubiera bebido mucho la noche anterior. "Todos los días durante un año, me despertaba y vomitaba" comentó.
Los malestares se hacían más intensos algunos días y Hess, sin beber ni una gota de alcohol, se sentía y actuaba como si estuviera ebrio.
Nadie le creía que no había bebido. Incluso su mujer se puso a buscar por toda la casa para ver si había botellas escondidas.
A Hess le diagnosticaron el síndrome de autodestilación, una enfermedad muy rara por la que un crecimiento excesivo de levadura en el intestino convierte los carbohidratos de la comida en un exceso de alcohol en la sangre.
Ebrios que no beben
Todos tenemos pequeñas cantidades de levadura en el intestino, y cuando interactúa con los carbohidratos y el azúcar de los alimentos, produce pequeñas cantidades de alcohol. "El problema llega cuando la levadura en nuestro intestino se dispara. Las bacterias normalmente la mantienen a raya, pero a veces gana la levadura", dijo Barbara Cordell, del Panola College, en Texas, quien investiga desde hace años esta rara enfermedad.
Ella y su colega, el Doctor Justin McCarthy fueron los primeros en investigar el problema en un individuo sano en EE.UU., y verificarlo a nivel médico, según un artículo difundido en la BBC.
Su interés comenzó en 2005 cuando un paciente empezó a experimentar síntomas de embriaguez. Padecía mareos, tenía náuseas y se quejaba de estar exhausto, a pesar de que juraba no haber bebido alcohol.
Su mujer empezó a tomar notas cuando tenía un episodio, para reportarlas a los médicos. El problema siguió empeorando y en 2010, el paciente, Joe, sufría de 2 ó 3 crisis de ebriedad espontánea a la semana.
Entonces los médicos decidieron hospitalizarlo y tenerlo en observación las 24 horas del día. Al descartar la hipótesis de que era un alcohólico que bebía a escondidas, le suministraron una dieta alta en carbohidratos y le sacaron sangre cada 2 horas para examinarla.
En un momento dado, sus niveles de alcohol aumentaron hasta los 120 miligramos por cada 100 mililitros de sangre, el equivalente a beber 7 vasos de whisky. Fue fácil en este caso determinar que este hombre padecía el síndrome de autodestilación.
Hess no tuvo esa suerte. Sufrió durante varios años y estaba desesperanzado. No sabía que existía esa enfermedad, pero su esposa encontró en Internet información que la Doctora Cordell había escrito sobre el caso de Joe y su rara enfermedad.
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Eso los animó a consultarla y luego, con más pistas sobre su posible mal, a Hess le hicieron varios exámenes hasta llegar a la conclusión que tenía un 400% más de levadura en su intestino de lo que debería tener, y que también padecía el síndrome de autodestilación.
Desde entonces, unas 50 personas han declarado sufrir de algo similar, aunque Cordell cree que el número real de casos en Estados Unidos podría ser del doble. Sin embargo, no hay datos oficiales en los organismos de salud sobre este raro mal.
Más sobre el síndrome de autodestilación
Cuando se observan los intestinos de estos pacientes, siempre presentan cantidades muy elevadas de levadura, sobre todo de la cepa llamada Saccharomyces cerevisia, de la levadura de cerveza.
Cordell señaló que normalmente estas personas pueden identificar el comienzo del problema y suele coincidir tras un período largo de toma de antibióticos. Es probable que estos fármacos eliminen las bacterias durante un periodo sostenido, fomentando el exceso de levadura. Pero la especialista agrega que no está claro por qué no sucede esto con más frecuencia en personas que toman antibióticos durante largos períodos. Sin embargo, insta a los médicos a estar atentos ante casos como éste.
Tanto Hess como Joe se están recuperando con medicamentos fungicidas y una dieta baja en carbohidratos y azúcar.
"Todavía sufro de 1 ó 2 episodios al mes", dijo Hess, "pero ya no es como antes. Tengo que agradecérselo a mi mujer. Siguió buscando respuestas cuando yo ya iba a darme por vencido" expresó.
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