Puntos Clave
Peter Thiel, un extravagante inversor de Silicon Valley que siempre busca invertir en lugares “donde la gente no está mirando” ha destinado más de 300 mil dólares a una empresa que fabricará carne “en 3D”.
La compañía, Modern Meadow, de Columbia, aplica tecnologías de impresión en tres dimensiones, y en principio quería realizar bioimpresiones con fines médicos, para reemplazar tejidos dañados. Finalmente, se han propuesto crear carne para el consumo humano, para generar alimentos ricos en proteínas “sin animales”, dados los altos costos y la complejidad que implica el método tradicional de la explotación agropecuaria.
Actualmente hay muchos investigadores trabajando en proyectos similares en otras partes del mundo. Se utilizan bio partículas de “tinta líquida” que pueden imprimir comestibles con la forma y consistencia deseada, punto por punto y capa por capa. Expertos de la Universidad de Cornell, en Nueva York, dirigidos por Jeffrey Lipton, ya han realizado impresiones de chocolate, queso, hummus, pavo y apio a partir de “tintas” que son versiones líquidas del producto.
Homaru Cantu, un chef de vanguardia que utilizó este tipo de impresión para obtener sushi, ponderó la posibilidad de no necesitar ingredientes frescos, con la ventaja de que además, no se desperdicia nada de comida.
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Los mercados para ofrecer la “carne impresa” serían aquellos con objeciones éticas al consumo de productos animales, como podrían ser motivos religiosos o la participación en movimientos ecologistas. A largo plazo, también se podría abastecer a países con una creciente demanda de carne.
Aunque parezca de ciencia ficción, se cree que hasta podría haber un mercado para impresoras caseras 3D, que podrían convivir en la mesa de la cocina junto con la licuadora, la tostadora y la máquina de café.
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