Basta con mencionar la “barriga de cerveza” para que venga a nuestras mentes la imagen de Homero Simpson: un hombre barrigón que no puede vivir sin tomar cerveza (y comer rosquillas, ¡claro!).
Lejos de ser un eufemismo, el abdomen sobresaliente atribuido a la cerveza ha sido analizado científicamente. Así lo hicieron los expertos de la Universidad de Rochester, que explicaron que “la barriga de cerveza” es el resultado de los efectos complejos del alcohol en el sistema metabólico.
Entre estos efectos, se puede resumir que el alcohol reduce la cantidad de grasa que el organismo quema en forma de energía y que, al mismo tiempo, una pequeña cantidad de alcohol se transforma en grasa. El resultado es que el cuerpo debe almacenar el exceso de calorías que no han sido quemadas y lo hace, principalmente, en la barriga.
Si bien la cerveza es una bebida que se obtiene al fermentar el azúcar que proviene de cereales malteados, lo que provoca mayor aumento de peso es su contenido etílico. Las cervezas regulares contienen 2/3 de alcohol.
Si se la compara con otras bebidas: una cerveza de 12 onzas (340 gramos) contiene la misma cantidad de alcohol que una copa de vino de 5 onzas (141 gramos) o una medida de licor de 1,5 onzas (42 gramos).
El plan B
Sin embargo, los bebedores de cerveza niegan que sea la cerveza la única responsable de esos kilos de más, sino que atribuyen el sobrepeso a lo que acompaña la cerveza y al efecto que produce esta bebida.
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Es indudable que los chips, los maníes y las papas que suelen servirse con la cerveza añaden una cantidad considerable de calorías.
En cuanto al efecto que produce, los fanáticos de esta bebida alcohólica, explican que luego de beber cerveza se sienten más lentos y haraganes, lo que les impediría ir a hacer ejercicio después.
Además de evitar los snacks, las personas que siguen una dieta estricta para bajar de peso, no tienen porqué despedirse de su bebida favorita, sino que pueden optar por la cerveza “light”, que tiene alrededor de un 30% menos de calorías que la versión regular, debido a que su fórmula contiene menos carbohidratos y menor contenido de alcohol.
Una botella de 12 onzas (354 gramos) de cerveza light ronda las 100 calorías, aunque la cantidad exacta varía según la marca.
- Bud Light: 110 calorías
- Coors Light: 105 calorías
- Corona Light: 105 calorías
- Heidelberg Light: 114 calorías
- Miller Lite: 96 calorías
- Schlitz Light: 110 calorías
Para no salirse de la dieta, además de elegir la versión light o reducida en carbohidratos, es fundamental ser muy cuidadoso con la cantidad. Según los nutricionistas, la medida recomendada es una botella o vaso de 12 onzas (354 gramos) por día.
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