Puntos Clave
- El aburrimiento indiferente no toma en cuenta el mundo exterior
- El aburrimiento de búsqueda recurre a estímulos externos para cambiar
- El aburrimiento apático tiene síntomas similares a la depresión
La imagen puede ser la de cualquier casa, después de una noche sin nada mejor que hacer: un sillón ubicado frente al televisor, restos de papas fritas o galletas, un par de envases vacíos y estrujados, y hasta una cuchara abandonada dentro de un pote de helado, al que se le rasqueteó el fondo en busca de los últimos vestigios de crema.
El ocio, tal como dice un refrán popular, es la madre de todos los vicios. Y de la mano del aburrimiento, puede llevar a comer, beber, fumar o incluso consumir drogas, buscando aplacar esa sensación de intranquilidad que se puede confundir con hambre, sed, ansiedad o intranquilidad. Pero ¿qué es el aburrimiento?
Según define en la publicación Psychology Today, Carl Pickhardt, PhD especializado en adolescentes, es un sentimiento de vacío, donde no se sabe qué hacer ni se tienen ganas de cambiar la situación. También puede ser un sentimiento de desgano ante la perspectiva de tener que hacer cosas impuestas, carentes de interés, sentido o placer.
Thomas Goetz, profesor de educación empírica de la Universidad de Konstanz, en Alemania, tomó conciencia de que en la vida diaria, es bastante frecuente sentirse aburrido, y en ocasiones, puede derivar en malas experiencias. Por eso le sorprendió que no se hubiera investigado esta emoción en profundidad, y en 2006 decidió encabezar un estudio específico.
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Contó con la colaboración de 63 estudiantes secundarios y 80 universitarios, y se entregó a cada uno un dispositivo digital que emitía una señal sonora 6 veces al día. Cuando sonaba, los voluntarios tenían que completar un cuestionario indicando lo que estaban haciendo y cómo se sentían al respecto.
Tras evaluar las respuestas, los investigadores pudieron clasificar el aburrimiento en cuatro categorías. Estudios recientes de las universidades de Munich, Ulm, Montreal y Nueva York, ampliaron el trabajo iniciado por Goetz y permitieron agregar una quinta categoría: el aburrimiento apático, que incluye sentimientos similares a la depresión. Las categorías son:
- 1. aburrimiento indiferente: el individuo se siente relajado, retraído o indiferente hacia el mundo externo
- 2. aburrimiento de calibración: el individuo se siente incómodo y se muestra receptivo al cambio o la distracción
- 3. aburrimiento de búsqueda: el individuo se siente inquieto, y busca activamente una distracción para minimizar esa sensación incómoda
- 4. aburrimiento reactivo: el individuo busca salir de esa situación que lo hace sufrir, evitando a quien considera responsable de ese estado, por ejemplo, un maestro durante una clase
- 5. aburrimiento apático: el individuo se siente incómodo, con sentimientos similares a la impotencia o la depresión. Se asocia con bajo nivel de excitación y mucha hostilidad
Estos descubrimientos permiten asegurar que el aburrimiento es mucho más complejo de lo que se cree. Puede variar en intensidad, según las situaciones que experimente cada persona en la vida real, e incluso llegar a afectar su salud.
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