La asociación es automática. Hace frío y de una vez piensas en la posibilidad de que podrás contraer un resfriado que te dejará en cama por varios días y que todo se pondrá peor si, encima, te mojas. Estás seguro de que te dolerá la garganta y la cabeza; tendrás tos y moqueo nasal incesante.
En medio del malestar no te detienes a sopesar en que la causa de la gripe común pudiera ser un virus que circulaba en el ambiente, pero aun así dudas y sostienes que el frío y la humedad ayudan a empeorar el cuadro y el malestar.
Estudios hechos en Alemania y Argentina encontraron una incidencia más alta de resfríos en invierno, mientras que, en países más cálidos como Guinea, Malasia y Gambia, aumenta durante la estación de lluvias.
Entre diciembre y febrero
En efecto, las tasas de gripe y virus son más altas en el invierno. Los casos de gripe en Estados Unidos generalmente alcanzan su punto máximo entre diciembre y febrero de cada año.
Los virus, los resfríos y la faringitis estreptocócica son más comunes durante los meses de invierno, pero no necesariamente por la razón que piensas.
La exposición al clima frío en sí no trae consigo un caso de gripe, como tu abuela puede haber creído, pero los climas invernales juegan un papel furtivo en la enfermedad al permitir que la gripe se propague.
"Los estudios han demostrado que ciertos virus, como los que causan la gripe, prosperan y se propagan de manera más efectiva en clima frío y seco", explicó Chad Masters, M.D., director médico regional de MedExpress Urgent Care. (Mientras que el calor tiende a matar patógenos como bacterias y virus).
"Esto puede ayudar a explicar por qué la temporada de resfríos y gripe ocurre durante el invierno y por qué los inviernos suaves a veces pueden dar como resultado una temporada de gripe menos grave".
Eso significa, entonces, que el clima frío y mojado ¿causa resfriados? Hay otra explicación para ello, cuando la temperatura es baja o llueve, es muy probable que pases más tiempo encerrado, y eso indica que compartes espacios reducidos con otras personas y sus gérmenes.
En todo caso, los científicos han hecho experimentos bajo condiciones de laboratorio en los que redujeron la temperatura de los voluntarios y deliberadamente los expusieron al virus de la gripe.
En general, los resultados de los estudios han sido inconclusos: algunos encontraron que el grupo con frío era más propenso a enfermarse y otros, no.
Frío y mojado
Ante esa imposibilidad de llegar a una conclusión definitiva Ron Eccles, director del Centro de la Gripe Común de Cardiff, Reino Unido, emprendió un estudio para determinar si estar frío y mojado activa el virus que dispara los estornudos y el moqueo.
Para investigarlo, enfrió a un grupo de personas en un laboratorio y luego los dejó seguir con su vida normal, en la que se mezclaron con otra gente, incluso con algunos que tenían el virus de la gripe presente en su nariz o garganta, pero no mostraban síntomas.
La mitad de los voluntarios de Eccles se tuvieron que sentar con sus pies en agua fría durante 20 minutos mientras que la otra mitad mantuvo sus medias y zapatos, pero se sentaron con sus pies en un balde vacío por el mismo espacio de tiempo.
No se reportaron diferencias en los síntomas de resfriados entre los dos grupos en los primeros días, pero cuatro o cinco días más tarde el doble de los que habían tenido los pies en agua fría estaban enfermos.
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Para explicar los resultados se argumentó que cuando baja la temperatura del cuerpo, los vasos sanguíneos de la nariz y la garganta se contraen, y esos vasos son los que distribuyen las células blancas que repelen infecciones. Si llegan menos células a la nariz y garganta, es posible que las defensas contra el virus de la gripe estén temporalmente más bajas.
Aire congestionado y los alérgenos domésticos
Es decir, el frío no es lo que provoca la gripe, pero puede activar un virus que ya estaba presente.
Incluso, se piensa que, estar dentro de tu casa en invierno, por demasiado tiempo, puede ser peor que salir al frío inclemente porque pasar meses y meses encerrado no hace exactamente maravillas a tu salud.
El aire congestionado y los alérgenos domésticos, como el polvo, pueden facilitar la propagación de gérmenes.
A este panorama hay que añadir el hecho de que no salir de la casa reduce la exposición a la vitamina D del sol. Si, encima, no logras conciliar el sueño tu sistema inmunológico se debilitará y muy probablemente te enfermarás.
Por eso es tan importante llenar tu cuerpo con alimentos empacados con vitamina D, dormir bien y hacer ejercicio. De esa manera obtienes un extra impulso que te permitirá evadir virus desagradables que acechan en cada esquina.
Además, puedes activar otras medidas:
Vacúnate contra la gripe. Las vacunas son clave para mantener tu salud y la de tu comunidad. Si estás lo suficientemente sano como para conseguir una, es importante que lo hagas, porque ayuda a proteger a las personas que no pueden recibir la vacuna y les costaría mucho luchar contra el virus.
Es importante que te vacunes antes de que comience la temporada de resfriados y gripe.
Quejarte, sin quedarte pegado, es bueno para tu salud mental y física en los meses más fríos. Los entrenamientos regulares pueden contribuir a un sistema inmune fuerte y pueden mejorar tu estado de ánimo.
Muchas personas sufren del Desorden Afectivo Estacional (SAD, por sus siglas en inglés), un tipo de depresión que generalmente se produce en los meses de invierno.
Por eso es muy importante tomarte unos minutos del día para alimentar tu salud mental. Esto podría significar tomarte un tiempo para hacer algo que te haga feliz, como leer un libro o salir a caminar.
Desarrolla el hábito de lavarte las manos antes y después de manipular alimentos, cada vez que te suenes la nariz o toques la basura. Ten cuidado de no tocarte la cara con demasiada frecuencia durante el día para evitar la transmisión de gérmenes.
Si sigues las recomendaciones es posible que puedas pasar un día en el frío y no enfermarte.
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