En la actualidad, una persona tiene que comer mucho menos y ejercitarse mucho más para lograr el mismo peso que hubiera tenido otra de la misma edad en los años ’80.
Muchos estudios sugieren que para mantener un peso saludable, todo se remite a lograr un equilibrio entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas. Pero un estudio de la Universidad de York demostró que no es tan sencillo, y reveló que hoy una persona tiene un índice de masa corporal (IMC) mayor que otra de los años ’80 que hubiera seguido la misma dieta y cantidad de actividad física.
Las conclusiones fueron publicadas en el journal Obesity Research & Clinical Practice. Durante la investigación, los expertos examinaron los hábitos de alimentación y nivel de entrenamiento de 36,377 estadounidenses en las últimas cuatro décadas. La información fue proporcionada por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES).
La profesora Jennifer Kuk, una de las autoras del estudio y profesora de la Escuela de Kinesiología y Ciencias de la Salud de la Universidad de York, en Canadá, explicó que si ahora tienes por ejemplo, 40 años y quisieras evitar la suba de peso, tendrías que comer menos y hacer más ejercicio que si hubieras tenido esta misma edad en 1971. Esto indica que hay otros factores, además de la dieta y el ejercicio, que inciden en la suba de peso. Por eso en la actualidad es mucho más difícil que antes mantener un peso saludable.
¿Cuánto más difícil? Al comparar parámetros de una persona de 1971 y de otra de 2008 que siguió la misma dieta, se halló que la segunda tiene un 10% más de peso corporal. Al evaluar la actividad física, una persona de 1988 pesa un 5% más que otra de 2006, aunque ambas ejerciten con la misma frecuencia e intensidad.
Entre 1971 y 2008, el IMC, la ingesta diaria de calorías y carbohidratos aumento entre un 10 y un 14%, y la de grasa y proteínas bajó un 5 o 9%. Entre 1988 y 2006 aumentó el tiempo dedicado a la actividad física entre un 47 y un 120%. Sin embargo, el IMC fue mayor en 2006 que en 1988.
Kuk explica que aunque muchos estudios demuestran que comer menos y hacer más ejercicio puede ayudar a bajar de peso, en el largo plazo no sería efectivo. Y afirma que el control del peso es mucho más complejo que un equilibrio entre la energía que entra versus la que se gasta. Según la experta, sería como decir que el balance de una compañía consiste solo en restar los egresos de los ingresos, sin tener en cuenta otros factores que intervienen como las fluctuaciones del mercado, los impuestos o las tasas.
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En el caso del peso, Kuk sugiere que además de lo que ocurre dentro del cuerpo, hay factores externos que pueden interferir como el estilo de vida, el entorno, el uso de medicación, la polución ambiental, la genética, el tiempo que se destina a comer, el estrés, las bacterias intestinales y hasta la exposición a la luz durante la noche.
Según reveló en una entrevista con TheAtlantic.com, el mundo en que vivimos hace más difícil tener un peso saludable. Y recuerda que hay gente obesa a la que se culpa por ser “haragana” o muy indulgente consigo misma, cuando en realidad hay otros factores que podrían estar impidiendo que tengan un peso adecuado.
Según los datos del estudio, el estilo de vida parece tener cierta incidencia. De todos modos, aclara que aún hace falta hacer más investigaciones para determinar cuáles son los mecanismos que afectan el peso corporal.
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