Las restricciones para frenar la pandemia de coronavirus irán bajando, los países abrirán de nuevo sus fronteras y las actividades económicas y sociales se irán reanudando lentamente. Pero la vida no será la misma, nos advierten los expertos.
Este virus desconocido hasta hace pocos meses llegó para quedarse. Incluso cuando se logre desarrollar una vacuna preventiva, seguirá circulando: ya forma parte de la extensa familia de gérmenes que enferma a los seres humanos.
La vida no será la misma especialmente para nuestros adultos mayores y para todos aquellos que padecen una afección crónica.
La pandemia del nuevo coronavirus ha afectado particularmente a los adultos mayores, con tasas más altas de internaciones y de muertes por COVID-19.
Números reveladores
Desde los primeros análisis en China e Italia, hasta los brotes en centros de vida asistida en los Estados Unidos, los mayores de 60 han sufrido el impacto de la epidemia de una manera dramáticamente desproporcionada.
Las estadísticas muestran que las personas mayores de 60 años, y en especial los que superaron los 80, son más susceptibles a desarrollar complicaciones de salud serias si contraen el nuevo coronavirus COVID 19.
Los expertos explican que la principal razón puede ser un sistema inmunológico debilitado por la edad. Además de la mayor posibilidad de padecer una condición médica preexistente como una afección cardíaca, hipertensión o diabetes, que también lesionan la capacidad de defensa del organismo.
Según los Centros para Control y Prevención de Enfermedades de China, el 87% de los casos en ese país se diagnosticaron en personas de entre 30 y 79 años. Este porcentaje surgió de un análisis de los primeros 72,000 casos que se concentraron en su mayor parte en la región de Wuhan, en ese país. El 8.1% de los casos se presentaron en personas de 20 a 29 años; 1.2% fueron adolescentes y 0.9% menores de 9 años.
El mismo trabajo reveló que la tasa de mortalidad fue de 14.5% en mayores de 80 años, y de 1.3% en personas en sus 50 años. La cifra baja aún más a menos edad: 0.4% en personas en los 40 años, y 0.2% de 10 a 39 años.
Aunque con diferencias, estos primeros números de China se reprodujeron en Italia y en otras partes del mundo.
Latinos bajo el mismo techo
En este escenario de virus y distanciamiento social, las familias se debaten entre preguntas tales como: ¿puede el abuelo seguir viviendo en un hogar? ¿Es mejor traerlo a casa? ¿Es bueno que esté con toda la familia?
En la comunidad hispana, tanto en Latinoamérica como en los Estados Unidos, es tradición, por razones culturales y hasta económicas, que varias generaciones vivan bajo un mismo techo. La edad de los miembros del hogar puede tener un amplio rango desde niños pequeños hasta octagenarios.
Según un análisis del Centro Hispano Pew, más de 14 millones de hispanos en los Estados Unidos viven en hogares multigeneracionales. Una cifra que se elevó a lo largo de todas las poblaciones luego de la Gran Recesión de 2008, el momento en el que miles de hispanos perdieron sus casas por no poder pagar las hipotecas.
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En un realidad laboral compleja, muchas veces la abuela es la cuidadora principal de sus nietos. Y los hijos adultos son los principales cuidadores de sus padres enfermos, incluso con condiciones que son difíciles de manejar en el hogar, como el Alzheimer.
Pero el sentido de familia supera todas esas barreras, y prevalece.
¿Debe perdurar durante la pandemia de COVID-19? ¿Y después?
El consejo de los expertos en medio de la pandemia es permanecer separados. Los adultos mayores están en mayor riesgo de contraer el nuevo coronavirus, y en caso de infectarse, que éste se complique.
Por otra parte, aunque los niños no son los principales afectados por el coronavirus, sí pueden portarlo y ser grandes diseminadores, incluso si no presentan síntomas. El abuelito puede estar en mayor riesgo si carga al bebé o al nieto pequeño.
Si existen los medios para lograrlo, lo ideal es que el abuelo permanezca con un adulto más joven que pueda cuidarlo, en un ámbito distinto al resto de la familia.
En todo caso, siempre hay que respetar las medidas de higiene y de salud pública que ayudarán a controlar la epidemia: lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia, utilizar máscaras si se está en público, y desinfectar las superficies en el hogar.
Consejos para hijos y cuidadores
- Si tienes padres que son adultos mayores, lo mejor es familiarizarse con las guías y consejos que ofrecen organismos como los CDC.
- Discute con tus padres mayores lo que pueden y no pueden hacer, dependiendo de su salud integral y si tienen o no condiciones médicas preexistentes.
- No es mala idea tener tal vez una conferencia telefónica con sus doctores, para que juntos puedan decidir qué es lo mejor.
- Como ya dijimos, definitivamente, visitar o estar con los nietos no es algo aconsejable.
- Ten en cuenta que estas decisiones pueden ir cambiando de acuerdo a cómo vaya evolucionando la pandemia.
Como indica una guía de AARP sobre el cuidado del adulto mayor, debes recordar que tu red familiar de apoyo no tiene que estar siempre en la misma casa.
Un pariente que viva cerca puede ayudarte a retirar un medicamento de la farmacia, y otro a hacer las compras.
¿Qué hacer después?
Es esencial entender una cosa: el coronavirus vino para quedarse. Se podrá superar la pandemia y seguramente habrá una vacuna, pero la infección, como tantas otras, seguirá acechando.
Por eso, en el momento en el que el distanciamiento social sea cosa del pasado y ya no tengamos que usar máscaras en público, será importante mantener los hábitos de higiene, para prevenir que el abuelo, o cualquier otro miembro de la familia, se enferme. Ya sea con COVID-19 o cualquier otra infección.
Fuentes: CDC, AARP, OMS
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