La pandemia de COVID-19 ha alterado las vidas de todos. Literalmente, el mundo entero. Pérdida de trabajo, o trabajo remoto, escuelas cerradas, temporadas de deportes canceladas, viajes interrumpidos. Infecciones y muertes, cercanas y lejanas.
Para colmo de males, en medio del dolor, del temor al contagio, la falta de dinero y la dificultad para ir a un farmacia o para acceder a la atención médica, muchas personas han dejado de tomar medicamentos para tratar condiciones crónicas que necesitan de cuidado continuo.
Justamente en un momento en el que estas condiciones deben controlarse más que nunca porque las personas con afecciones preexistentes tienen mayor riesgo de desarrollar COVID y complicaciones de la enfermedad.
En los Estados Unidos, el país con más casos de COVID-19, el 48% de los adultos ha retrasado su atención médica por la pandemia, documenta una encuesta de la Kaiser Family Foundation.
Según expertos, esto puede derivar en problemas de salud a mediano y largo plazo, complicaciones que son consecuencia de, por ejemplo, no tomar las medicinas para controlarlas.
La situación puede no solo desmejorar la salud del paciente, en algunos casos gravemente, sino también estresar los recursos de los sistemas de salud, que ya están al límite de su capacidad por COVID.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), casi la mitad de los estadounidenses toma al menos 1 medicamento recetado y 1 de cada 4 toma 3 o más medicinas para tratar condiciones crónicas.
La estadística se reproduce en otros países. La falta de adherencia a la medicación ya era un problema en épocas normales. Pero se ha acrecentado con la pandemia.
Estudios han demostrado por décadas que del 20% al 30% de las recetas de medicamentos nunca se surten.
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También que cerca del 50% de los medicamentos para enfermedades crónicas no se toman según las indicaciones de la receta, y que esto le cuesta a los sistemas de salud millones en tratamientos que pueden prevenirse o complicaciones de condiciones que pueden controlarse.
En estos días, se suma que los países en donde no hay un sistema universal de salud que costee tratamientos y medicamentos, el panorama económico sombrío puede significar que muchos pacientes ya no puedan pagar por sus recetas, particularmente aquellos que ya tenían problemas para antes de la pandemia.
Las condiciones de las que hablamos van desde diabetes (la medicina en este caso ayuda a controlar los niveles de glucemia y prevenir complicaciones) hipertensión o colesterol alto, diabetes tipo 1, que requiere de insulina, hasta migrañas, entre tantas otras.
Millones de personas sufren estas condiciones.
¿Qué hacer?
Si tienes dificultades para administrar o conseguir tus medicamentos, no te aísles.
- Comunícate con tu médico, farmacéutico y familiares o amigos que se preocupan por tu salud. Con el apoyo de otros y un plan sólido, puedes continuar tomando tus medicamentos, y cuidando tu bienestar.
- Si no ves una salida simple al problema, acude a un centro comunitario de salud, muchas veces ellos mismos operan farmacias comunitarias que te pueden ayudar a conseguir tus medicamentos. Si no, podrán guiarte sobre la mejor manera de conseguirlos.
- En algunos países, los mismos hospitales proveen medicinas. Los municipios y condados también asisten.
- Habla con tu seguro de salud, ellos seguramente también tengan un plan de ayuda.
- Si necesitas de un medicamento que es muy costoso, no dudes en ir al sitio web o llamar a la farmacéutica que lo fabrica. La mayoría de las farmacéuticas tienen programas para ayudar a que los pacientes obtengan su medicación. Tu médico seguramente pueda ayudarte con esta estrategia.
Recuerda que la maquinaria de la solidaridad se moviliza en tiempos de crisis, en especial si se trata de una crisis de salud pública como la que estamos viviendo con la pandemia de COVID-19.
Fuentes: CDC, Clínica Mayo, KFF.
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