Era un día normal, súbitamente la enfermera hispana de Texas, Sonya Arguijo-Frederick se sintió enferma, su brazo izquierdo le hormigueaba y tenía un fuerte dolor de cabeza. Se dirigió a la oficina de su esposo Eric y ahí él se percató de que Sonya no podía hablar, como muchas víctimas de accidentes cerebrovasculares (ACV), no descifraba lo que le sucedía.
Puntos Clave
- Cada año, unas 795,000 personas sufren un accidente cerebrovascular (ACV).
- Cada minutos, dudante un ACV, dos millones de células cerebrales mueren.
- Entre el 15 y 30 por ciento de quienes sufren un ACV tendrán secuelas.
Su esposo llamó al doctor y le dijo que fueran inmediatamente a la sala de urgencias, los malestares de Sonya se había intensificado. Rápidamente le hicieron varios estudios y le dijeron que estaba sufriendo un ataque cerebral (accidente cerebrovascular, infarto cerebral o apoplejía son utilizados como sinónimos). Al escuchar el diagnóstico, en estado de shock y un tanto ajena al riesgo que corría su vida, sus pensamientos se llenaron de preocupación por los cuatro niños pequeños que estaban solos en casa y que necesitaban su atención.
Cada minuto, durante un ACV, dos millones de células cerebrales mueren, aumentando así el riesgo de parálisis, pérdida de lenguaje, pérdida de visión o disminución severa de las capacidades intelectuales, incluso la muerte.
En Estados Unidos, cada 40 segundos alguien tienen un ACV. Los ataques cerebrales son la cuarta causa de muerte para todos los estadounidenses, incluyendo a la población hispana y la causa prevenible número uno de discapacidad, según cifras de la American Stroke Association.
En el caso de Sonya, la fortuna de haber estado en un hospital y obtener asistencia médica inmediata la salvó del ACV sin ninguna secuela, pero en su historial familiar, su padre y abuelo no corrieron con la misma suerte, ambos sufrieron de accidentes cerebrovasculares discapacitantes. Una cardiopatía congénita desconocida fue lo que le detono el ataque cerebral, Sonya tuvo que ser sometida a una cirugía para corregir el problema y desde entonces cambio radicalmente sus hábitos alimenticios y estilo de vida.
Aprendiendo de la adversidad
“No puedo comer mucha sal, debo hacer ejercicio y evitar situaciones de estrés, hoy soy una mujer nueva, he dejado de pasar de una actividad a otra sin parar y tengo una nueva actitud ante la vida, mi prioridad son mis hijos y le he bajado la intensidad en todos los sentidos”, comentó Sonya a HolaDoctor.
Nuestra entrevistada habla y camina sin ningún problema, debe tomar algunos fármacos de por vida y cada seis meses acudir con el especialista para monitorear la salud de corazón, “a veces tengo dolor en el pecho, sin embargo, la vida me dio una segunda oportunidad”; algo que, por desgracia, no siempre ocurre, casi dos tercios de las personas que sufren un ACV mueren antes de recibir atención médica.
Han pasado dos años de la experiencia que le cambio la vida y Sonya aconseja a todas las mujeres, principalmente a las hispanas, a no pasar por alto cualquier tipo de malestar o dejar para después las visitas al doctor. "La familia es importante, pero la salud está primero y deben ser conscientes y aprender a cuidarse”, resaltó.
En este sentido, Arguijo-Frederick consideró que el nuevo mercado de seguros médicos y la entrada en vigor de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio que promulgó el presidente Barack Obama en marzo del 2010 tendrá un impacto positivo en la salud de muchas mujeres que podrán tener acceso a servicios preventivos, “muchas mujeres podrán recibir información y educación para tomar decisiones sobre la salud y además, hacer conciencia de que actuar rápido para obtener asistencia médica puede salvar su vida”.
La visita de rutina es una buena manera para ayudar a las mujeres a mantenerse sanas, aseguró.
Sonya es madre adoptiva de cuatro niños, hijos de padres drogadictos. Es originaria de Texas, ella y su esposo se mudaron a Chicago el año pasado.
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¿Cuáles son las señales?
Usted podría tener algunas o todas las señales:
- Debilidad o entumecimiento repentinos en la cara, el brazo o la pierna, especialmente si ocurre en un lado del cuerpo.
- Confusión repentina, dificultad inesperada para hablar o entender.
- Dificultad repentina para ver con un ojo o con ambos.
- Dificultad para caminar, mareo, pérdida del equilibrio o de la coordinación, de carácter repentino
- Dolor de cabeza intenso y repentino, sin causa conocida
¿Cómo puedo evitar un ataque cerebral?
Usted puede salvar su vida o evitar una discapacidad a causa de un ataque cerebral si realiza lo siguiente:
- No fume y evite ser fumador pasivo.
- Si tiene presión arterial alta, contrólela.
- Siga una dieta saludable que sea baja en grasas saturadas, grasas trans, colesterol y sal.
- Sea físicamente activo.
- Mantenga el peso bajo control.
- Siga las indicaciones del médico para tomar los medicamentos.
- Controle el azúcar en la sangre si tiene diabetes.
- Realice chequeos médicos en forma regular.
¿Dónde puedo obtener más información?
Consulte a su médico, enfermera u otros profesionales de la salud. Si tiene una enfermedad del corazón o ha sufrido un ataque cerebral, es posible que los miembros de su familia tengan un mayor riesgo de padecerlos. Es muy importante para ellos hacer cambios ahora para disminuir sus riesgos.
Llame al 1-800-AHA-USA1 (1-800-242-8721), o visite heart.org para aprender más sobre las enfermedades del corazón.
Para obtener información sobre ataques cerebrales, llame al 1-888-4-STROKE (1-888-478-7653) o visítenos en línea en StrokeAssociation.org.
El 29 de octubre es el Día Mundial del Ataque Cerebral.
ACV entre los hispanos
De acuerdo con la American Stroke Association:
- Las minorías étnicas y los residentes rurales tienen menos posibilidades de llamar al 9-1-1 al inicio de un ataque cerebral.
- Más de un 22.2% de los adultos hispanos tienen presión arterial alta.
- En comparación a pacientes de ataque cerebral no hispanos, pacientes de ataques cerebrales méxico-americanos tuvieron más posibilidades de padecer de diabetes y menos tienen menos posibilidades de tener fibrilación auricular.
- Entre méxico-americanos, el ataque cerebral está asociado con diabetes, hipertensión, salarios bajos y un nivel de educación bajo en comparación a blancos no hispanos.
- El ataque isquémico ha disminuido durante la década pasada entre blancos no hispanos y méxico-americanos mayores de 60 años, pero los méxico-americanos aún tienen un 34 por ciento más de posibilidades de tener un ataque cerebral que blancos no hispanos.
- El índice de mortalidad del 2009 para los hombres hispanos fue de 30.9% y 28% para las mujeres.
- Entre los méxico-americanos de 20 años de edad o mayores, el 81.3% de los hombres y 78.2% de las mujeres padecen de sobrepeso u obesidad poniéndolos en mayor riesgo de un ataque cerebral.
- Se prevé que la prevalencia de ataque cerebrales incrementará más entre hombres hispanos entre ahora y el 2030, y se espera que el costo del tratamiento de un ataque cerebral para mujeres hispanas se triplicará.
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