La exposición al glifosato, el herbicida más utilizado del mundo, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer en más del 40%. Esa fue la conclusión de una nueva investigación de la Universidad de Washington sobre los efectos del químico en la salud de los seres humanos.
El glifosato es un herbicida de amplio espectro y de uso muy común que se registró en Estados Unidos desde 1974. También es el ingrediente principal del herbicida Roundup y se encuentra en más de 750 productos que se comercializan en el país, de acuerdo a Centro de Información Nacional sobre Pesticidas (NPIC, por su sigla en inglés). En el mercado puede conseguirse en marcas como Bronco, Glifonox, Kleen-up, Rodeo y Weedoff, entre muchas otras.
Los investigadores de Washington llevaron a cabo una gran revisión de estudios internacionales sobre los efectos del químico. El meta análisis se centró en los grupos más expuestos en cada estudio y así encontraron que el vínculo entre el glifosato y el linfoma no Hodgkin (un tipo de cáncer) es más fuerte de lo que se había informado anteriormente.
"Nuestro análisis se centró en proporcionar la mejor respuesta posible a la pregunta de si el glifosato es cancerígeno o no", dijo en un comunicado la autora principal Lianne Sheppard, profesora de Ciencias Ambientales y Ciencias de la Salud Ocupacional y Bioestadística de la universidad. "Como resultado de esta investigación, estoy aún más convencidA de que lo es".
Al examinar los estudios epidemiológicos publicados entre 2001 y 2018, el equipo determinó que la exposición al glifosato puede aumentar el riesgo de linfoma no Hodgkin hasta en 41%. Sus hallazgos fueron publicados en la revista Mutation Research / Reviews in Mutation Research.
"Esta investigación proporciona el análisis más actualizado del glifosato y su relación con el linfoma no Hodgkin, incorporando un estudio de 2018 de más de 54,000 personas que trabajan como aplicadores de pesticidas con licencia", dijo la coautora Rachel Shaffer, doctora de la Universidad de Washington. Estos hallazgos reafirman una evaluación previa de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, que clasificó al glifosato como un "probable cancerígeno humano" en 2015.
Las víctimas del químico
El glifosato se aplica para matar a las plantas de hoja ancha y al pasto y, en la forma de sal de sodio, se usa para regular el crecimiento de las plantas y madurar la fruta, según el NPIC. La gente no solo lo aplica en la agricultura, también los usan en el césped y en los jardines y para las malezas en áreas industriales.
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El uso del químico en la industria agrícola aumentó desde mediados de la década de 2000, cuando se introdujo la práctica de la "quema verde": se aplican herbicidas a base de glifosato a los cultivos poco antes de la cosecha y quedan residuos más altos en dichos cultivos. Los investigadores de Washington dijeron que hacen falta más estudios sobre los efectos de esta modalidad.
Desde 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó al glifosato como un cancerígeno del Grupo 2a, es decir, una sustancia que probablemente causa cáncer en las personas. Alegaron, además, que hay pruebas de que causa daño al ADN y los cromosomas en las células humanas.
Desde hace más de una década habitantes y trabajadores de los pueblos fumigados con glifosato, así como organizaciones en pro del ambiente, han denunciado sus efectos. Cerca de 4,000 personas han presentado demandas por los efectos dañinos del químico en su salud, pero fue en agosto de 2018 cuando uno de estos casos llegó a juicio.
El demandante fue Dewayne Johnson, quien usó Roundup en su trabajo como jardinero entre 2012 y 2015, desarrolló linfoma no Hodgkin y los médicos estimaron que le quedaba poco tiempo de vida por la gravedad de la enfermedad. El hombre llevó su caso a un tribunal de San Francisco que falló a su favor, declarando que el Roundup sí provoca cáncer y que la compañía fabricante, Monsanto, debía indemnizarlo con 289 millones de dólares.
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