El pollo es un alimento de contradicciones. Es cierto que representa una excelente fuente de proteínas, pero también es cierto que causa la mayoría de las enfermedades asociadas a brotes, según el reporte más reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Entre 2009 y 2015, los CDC recibieron más de 5,760 reportes de afecciones transmitidas por brotes alimentarios que resultaron en 100,939 enfermedades, 5,699 hospitalizaciones y 145 muertes en Estados Unidos. Al hablar de brotes nos referimos a cuando dos o más personas se enferman por ingerir un alimento común.
Si bien la mayoría de las enfermedades individuales fue causada por el pescado, cuando se trata de brotes la categoría de alimentos responsable de la mayoría de las afecciones fue el pollo: 3,114 de los casos (le siguen el cerdo con 2,670 y las hortalizas con 2,572).
Visto desde esa perspectiva, podríamos afirmar que sí, el pollo es el alimento que más enferma a la gente. Pero esto no significa que debamos renunciar a él.
Qué pasa con el pollo
Pollo y Salmonella, esa fue la tercera combinación alimento/patógeno más común en el análisis de los CDC; esta bacteria puede causar diarrea, fiebre y cólicos y uno de los medios donde suele vivir son las aves de corral. Mientras que las toxinas que se encuentran en el pescado no se propagan, la Salmonella y otros patógenos bacterianos sí lo hacen y la contaminación se puede extender a lo largo de las cadenas de distribución.
“El motivo por el cual es capaz de generar esta transmisión es por contaminación directa de superficies expuestas al pollo crudo, siendo así capaz de infectar a más personas en un mismo hogar. Los otros alimentos producen casi el mismo número de brotes de intoxicación alimentaria, pero no hay este tipo de contagio generado por contaminación de superficies como platos, tarjas y refrigeradores”, explica el médico Manuel Meléndez Córdoba, quien es parte del staff de HolaDoctor Consultas.
Dice el especialista que el mayor peligro que representa el consumo de pollo es que puede ocasionar una intoxicación alimentaria. Mucho del que se vende empacado en Estados Unidos comúnmente se encuentra contaminado con Campylobacter y Clostridium, además de Salmonella.
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Qué debemos hacer
En lugar de dejar de comer pollo, lo recomendable es tomar precauciones al momento de manipular y preparar el alimento. En primer lugar Meléndez Córdoba recuerda, una vez más, que el pollo crudo no se debe lavar.
“La bacteria que causa la Salmonella, por ejemplo, se propaga por contacto del pollo con cualquier superficie. Si se usa la tarja para lavar el pollo contaminado, las bacterias se propagan a la tarja y pueden entrar en contacto con la esponja de lava trastes o algún utensilio de cocina, siendo así capaz de infectar a más de una persona”, explica.
El médico también se apega a las recomendaciones que hacen los CDC para evitar enfermedades al comer pollo, como separarlo del resto de los alimentos, cuando se compra en el supermercado, para evitar que tenga contacto con otros productos y que se propaguen las bacterias. Una vez en casa, lo ideal es usar una tabla específica para cortarlo y no compartirla con otros alimentos.
Antes y después de manipular el pollo crudo se deben lavar las manos con agua y jabón, así como todas aquellas superficies y utensilios que estuvieron en contacto con el alimento, como tablas, platos, cuchillos e incluso la cubierta de la cocina. Y al cocinarlo, debemos cerciorarnos de que llegue a una temperatura interna de 165° F para que quede bien cocido.
Sin embargo, el lugar de preparación que más se asoció a los brotes fueron los restaurantes, por encima de los servicios de de banquetes y hogares. En estos casos los CDC recomiendan que si piensas que el pollo que te sirven en un restaurante o en cualquier otro sitio no está completamente cocido, envíalo de vuelta para que lo cocinen durante más tiempo.
Al tomar estas medidas, el consumo de pollo es seguro y puedes disfrutar de su valor nutricional.
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