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Ahora, las comidas escolares deberán contener más vegetales y frutas, más fibra y menos grasas, según las nuevas normativas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) impulsadas por la primera dama Michelle Obama como parte de su campaña Let's Move! y ratificadas en una ley firmada por el presidente Obama.

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Estos cambios beneficiarían a cerca de 32 millones de niños en edad escolar, y entrarán en vigor a partir del día primero de julio siendo efectivos por tres años.

"Se trata de uno de los avances más importantes en nutrición en décadas: es la primera vez en 15 años que se revisan los estándares de nutrición escolar", asegura Margo Wootan, directora de políticas de nutrición en el Center for Science in the Public Interest.

Modificar el menú escolar tiene como fin principal combatir la obesidad infantil, ya que según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades cerca del 17% de los niños padecen obesidad; además, se busca también que los niños, al llevar una dieta más saludable, mejoren su salud en general.

Los cambios principales por los que atravesará el menú escolar consistirán en incluir más frutas y verduras, más alimentos frescos en vez de congelados, más alimentos integrales, como panes y pastas, y reducir la cantidad de sodio y las grasas en alimentos, aderezos y bebidas.

El USDA ofrece algunos ejemplos comparativos de menús antes y después del reforma. Actualmente, un menú común contiene palitos de pizza con salsa, una banana, una onza de pasas y un paquetito de leche entera. El nuevo menú, por su parte, contendría una ensalada del chef (con lechuga romana, queso mozzarella y pollo a la parrilla), media taza de maíz cocido, zanahorias baby, una banana, un paquetito de leche descremada y aderezos bajos en grasa.

Asimismo, se busca regular las comidas para que aporten el contenido calórico ideal a cada niño según su edad.

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Según Kevin Concannon, del USDA, "Lo que pretendemos implementar son normativas y regulaciones científicamente probadas que mejoren la calidad de la comida escolar a lo largo de los Estados Unidos y, con ello, mejorar la salud de los niños".

Se calcula que este proyecto tendrá un costo de al menos 3.2 millones de dólares durante los próximos cinco años. Sin embargo, el beneficio podría ser mayor, pues al llevar una mejor alimentación los niños ahorrarían dinero al país al evitar diversas enfermedades como la obesidad o la diabetes.

No obstante, como suele ocurrir con los pequeños, puede que este tipo de menús saludables no sean tan populares como se espera: las escuelas públicas de Chicago, por ejemplo, implementaron cambios para tener comidas escolares más sanas, sin embargo, los alumnos las rechazaron completamente.

"Si lo que se les presenta no es apetitoso, los niños no lo comerán", asegura Sam Kass, chef de la Casa Blanca. "Debemos trabajar duro para preparar menús deliciosos pero que al mismo tiempo cumplan con las normativas".

Asimismo, muchos niños no están acostumbrados a comer vegetales o les cuesta trabajo aceptar alimentos nuevos. Algunos consideran que problemas como estos podrían derivar en un la creación de un "mercado negro" de comida chatarra dentro de las escuelas, que terminaría por minar todos los esfuerzos por mejorar la alimentación de los pequeños.

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Para evitar este tipo de problemas, Diane Pratt-Heavner, vocera de la Asociación de la Escuela de Nutrición en Maryland, pide a los padres participar activamente en la educación alimenticia de los niños: "Dentro del núcleo familiar deben presentarse alimentos y hábitos alimenticios saludables, y así el niño se verá motivado a continuar con una alimentación adecuada en la escuela".

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