Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Maryland señaló que los jóvenes que consumían bebidas energizantes de forma sostenida, entre los 21 y 24 años, eran más propensos a usar cocaína y anfetaminas, además de tener una probabilidad más alta de desarrollar alcoholismo posteriormente.
Poco más de la mitad de los 1,099 participantes afirmó que tuvo una "trayectoria persistente" en el consumo de bebidas energéticas en un período de cuatro años. Esta tendencia aumentó significativamente el riesgo de desarrollar alcoholismo a la edad de 25 años.
Aquellos que no consumían bebidas energizantes a medida que crecían eran menos propensos a desarrollar problemas de abuso de sustancias. Los participantes fueron reclutados en su primer año de universidad, cuando la mayoría de ellos tenían 18 años, pero el estudio se llevó a cabo cuando tenían entre 21 y 25 años.
La investigación fue publicada en la revista Drug and Alcohol Dependence.
Consumo adolescente
Más del 30% de los adolescentes en los Estados Unidos consumen bebidas energizantes, según un estudio que publicó la revista Clinical Pediatric Emergency Medicine en el año 2008.
El ingrediente principal de las bebidas energizantes es generalmente la cafeína, pero también contienen otras sustancias estimulantes como ginseng y guaraná. Se estima que una bebida energizante tiene tres veces la cantidad de cafeína de una gaseosa; en algunos casos, la proporción llega a diez.
Algunos de los efectos secundarios de estas bebidas pueden ser: náuseas; irritabilidad; palpitaciones; insomnio; irritación del esófago y/o estómago; cambios en la presión arterial; hipertermia (mucho calor) o taquicardia (palpitaciones rápidas del corazón).
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Mayor riesgo
"Este estudio da evidencia de una contribución específica del consumo de bebidas energizante para el consumo posterior de otras sustancias", dijo Amelia Arria, directora del Centro de Salud y Desarrollo de Adultos Jóvenes de la Universidad y autora principal del estudio.
"Los resultados sugieren que los usuarios de bebidas energéticas podrían estar en mayor riesgo de uso de otras sustancias, en particular los estimulantes", destacó.
Arria señaló que las bebidas energéticas no están tan reguladas como otras bebidas y que se deben considerar opciones para contralar la cantidad máxima de cafeína que se puede poner en una bebida energética.
"Los padres deben ser conscientes de esos riesgos cuando su hijo, adolescente o joven adulto quiere tomar una decisión sobre qué tipo de bebida consumir, y debe ser consciente del riesgo potencial", advirtió.
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