Salud mental

Trastornos alimenticios: cuando la comida te consume a ti

Los desórdenes alimenticios se originan en la adolescencia. | Foto: ISTOCK

Por Inés González
Publicado:

¿Cómo te sientes después de comer? ¿Satisfecho? ¿Muy lleno? ¿O tal vez incluso culpable? Estar demasiado concentrado en la comida, a veces puede convertirse en un trastorno alimentario.

Las personas con desórdenes alimenticios tienen pensamientos y comportamientos severos, persistentes e insalubres sobre los alimentos. Como resultado, pueden comer muy poco o mucho.

Los trastornos alimenticios no son una opción de estilo de vida. Son enfermedades serias. Afectan la capacidad del cuerpo para obtener una nutrición adecuada. Esto puede ocasionar complicaciones en la salud, como problemas cardíacos y renales, e incluso la muerte.

Los tres trastornos alimenticios más ampliamente reconocidos son los atracones, la bulimia nerviosa y la anorexia nerviosa. El trastorno de alimentación compulsiva o atracón es el más común en Estados Unidos.

"Comer en exceso no es sólo comer en exceso", explica la Dra. Cynthia Bulik, experta en trastornos alimentarios de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill. "Existe esta sensación de pérdida de control. Comienzas a comer y sientes que no puedes parar" agrega.

Las personas con trastorno por atracón comen mucho más que para estar llenos. A menudo comen hasta que se sienten muy incómodos. Después, generalmente son vencidos por sentimientos de culpa, vergüenza y angustia. Comer demasiado con mucha frecuencia puede conducir al aumento de peso y puede estar asociado con la obesidad.

Bulimia y anorexia nerviosa

Cuando el atracón es seguido de "purga", se llama bulimia nerviosa. Las personas con bulimia nerviosa pueden terminar los atracones de comida provocándose vómitos o toman laxantes para evacuar, hacen ejercicio en exceso o ayunan. A menudo, pueden mantener un peso normal porque compensan las calorías adicionales. 

La bulimia nerviosa puede causar otros problemas de salud, como irregularidades en el corazón o problemas con el sistema digestivo.

Las personas con anorexia nerviosa están en el otro extremo: comen muy poco. Pueden verse a sí mismas como con sobrepeso, incluso cuando están peligrosamente bajas de peso. Es el menos común de los tres trastornos alimentarios más conocidos, pero a menudo es el más mortal.


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Un trastorno alimentario puede desarrollarse en cualquier persona, con cualquier peso corporal, y en cualquier momento. Pero a menudo comienzan en la adolescencia o en la juventud. 

"Cuando los jóvenes muestran signos de un trastorno alimentario, existe esta tendencia a pensar que pueden superarlo o que es sólo una fase", dice Bulik. "Pero el camino más probable es en la dirección de desarrollar un desorden alimenticio de larga data" expresó la experta.

Causas y tratamiento

No se conoce la causa de los trastornos alimentarios. Los genes y la historia familiar, la salud mental y emocional, y el medio ambiente y la cultura, pueden influir en si alguien desarrolla una de estas condiciones. 

Muchas personas con trastornos alimenticios pueden pensar que no necesitan un tratamiento. Entonces, los familiares y amigos pueden ser muy útiles. "Si le preocupa que usted o un miembro de su familia puede estar sufriendo un trastorno alimentario, la clave es consultar a un profesional de la salud especializado para hacer una evaluación", aconseja Bulik.

Los planes de tratamiento se adaptan a las necesidades individuales. Pueden incluir terapia psicológica, asesoramiento nutricional y medicamentos. Con tratamiento, se puede volver a hábitos alimenticios más saludables y evitar complicaciones graves.

Signos de un posible trastorno alimenticio:

  • Saltarse las comidas, inventar excusas para no comer o comer en secreto o por separado.
  • Persistente preocupación u obsesión por hablar sobre una alimentación saludable, ejercicio, sobrepeso o pérdida de peso.
  • Comer mucho más alimento en una comida o refrigerio de lo que se considera normal.
  • Comer grandes cantidades de dulces o alimentos altos en grasa.
  • Hacer una pausa durante las comidas para ir al baño.
  • Expresar depresión, disgusto, vergüenza o culpa por los hábitos alimenticios.
  • Mirarse frecuentemente al espejo para detectar defectos.

Fuente: Institutos Nacionales de Salud (NIH).