El yoga, además de ser una poderosa disciplina físico mental que combina estiramiento y respiración controlada para lograr la relajación y estabilizar el estado de ánimo, también podría ser una alternativa efectiva para disminuir la presión arterial, de acuerdo con una investigación de la Universidad de Plymouth, en Reino Unido.
El estudio publicado en Complementary Therapies in Medicine, encontró que la combinación de las técnicas de respiración y de relajación del yoga ayudan a expandir las paredes de las arterias, lo que a su vez hace que la sangre circule más fácilmente y con ello disminuya la presión arterial.
Para llegar a dicha conclusión los investigadores realizaron un análisis de los ensayos clínicos que evaluaban los efectos del yoga sobre la presión arterial alta. Diecisiete cumplieron con los criterios de inclusión. 11 de ellos reportaron que el yoga reduce la presión arterial sistólica más que los medicamentos y otros tratamientos y en 8 se informó que el yoga disminuye la presión arterial diastólica más que los fármacos y otras opciones de terapéuticas.
Los autores reconocen que si bien el análisis no es concluyente, hay evidencia que sugiere que el yoga podría emplearse como terapia complementaria al tratamiento farmacológico de la hipertensión arterial.
De acuerdo con el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (NCCAM, por sus siglas en inglés), el yoga, además de desarrollar la condición física, la fuerza y la flexibilidad, mejora la calidad de vida, reduce el estrés, la ansiedad, el insomnio, la depresión y el dolor de espalda. También se ha descubierto que reduce la frecuencia cardiaca y la presión arterial.
Según una encuesta publicada por el NCCAM, el yoga es el sexto tratamiento alternativo más utilizado en los Estados Unidos y más de 13 millones de adultos la practican.
Los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., citan que una práctica adecuada del yoga combina: posturas físicas hacia las cuales los participantes fluyen, y luego sostienen, antes de proceder a la siguiente postura; un enfoque en técnicas de respiración que hace que los participantes sean más conscientes de sus cuerpos; meditación y relajación profundas, lo que permite a los participantes enfocarse en su espiritualidad.
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Panorama de la hipertensión
La Organización Mundial de la Salud (OMS), refiere que a nivel mundial uno de cada tres adultos padece hipertensión, trastorno que aumenta el riesgo de infarto, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal. Dicha proporción aumenta con la edad: una de cada 10 personas de 20 a 40 años, y 5 de cada 10 de 50 a 60 años.
De acuerdo con un reporte de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), uno de cada tres adultos en Estados Unidos padece de presión arterial alta (67 millones) y más de la mitad de ellos (36 millones) no la tiene bajo control. El riesgo se incrementa a medida que se va envejeciendo.
Por lo general, la enfermedad por sí sola no produce síntomas. Una persona puede sufrirla durante años sin saberlo. Sin embargo, durante ese tiempo la presión arterial alta puede causar daños en el corazón, los vasos sanguíneos, los riñones y otras partes del cuerpo, y causar problemas serios tales como derrames cerebrales, insuficiencia cardiaca, infarto e insuficiencia renal.
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