Existen en el mercado diferente sustitutos de azúcar (edulcorantes) que sirven para endulzar los alimentos. Los hay nutritivos y no nutritivos, o sea, los que aportan calorías y los que no aportan calorías.
Por lo general, los que aportan calorías (nutritivos) vienen de la naturaleza, como la sacarosa (la azúcar blanca de uso común), la miel de abeja, el jarabe de maíz, la azúcar morena y la fructosa (el azúcar de las frutas). Con excepción de la fructosa, todos los demás aumentan los niveles de glucosa en la sangre.
Por otra parte, aquellos que no aportan calorías (no nutritivos) son procesados industrialmente. Entre éstos se encuentran la sacarina, el aspartame, la sucralosa y el acesulfame K.
¿Es seguro usarlos?
La sacarina, el aspartame, el acesulfame K y la sucralosa están aprobados por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) y puedes usarlos sin temor. Otros, como la stevia y los ciclamatos no están aprobados. Además, debes saber que algunos edulcorantes como el sorbitol y el manitol, que se usan en muchos productos para personas con diabetes, pueden ocasionarte diarrea si los consumes en exceso.
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En conclusión, los edulcorantes son sustitutos del azúcar y pueden utilizarse para endulzar los alimentos, sin embargo, también es prudente no excederse en su uso. Recuerda que si tienes diabetes debes evitar los edulcorantes naturales como la sacarosa o la azúcar blanca que aumentan la glucosa de la sangre. Debes elegir los edulcorantes artificiales como la sucralosa, que además de dar buen sabor a las comidas, ayudan a mantener el peso y los niveles de glucosa.
Los siguientes links te ayudarán a guiarte dentro de tu plan:
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