La personalidad podemos entenderla como la forma de pensar, sentir y actuar que configura nuestra manera de ser y nos diferencia de los demás.
Está conformada por el temperamento, que es el componente biológico e instintivo de la personalidad, y el carácter, que es el elemento aprendido que se origina en el proceso de socialización y educación.
El trastorno de la personalidad
Hay aproximadamente un 10% de la población que presenta problemas en su personalidad (trastorno de la personalidad). Estas personas tienen rasgos en su manera de pensar, percibir, sentir y actuar que no son saludables.
Estos rasgos son rígidos e inflexibles, le ocasionan problemas en las relaciones personales y en su capacidad para adaptarse de una manera satisfactoria.
Suelen tener dificultades para manejar el estrés y las complicaciones que se les presentan en la vida. Esto les puede ocasionar sufrimiento y malestar.
Tener un trastorno de personalidad aumenta el riesgo de padecer otros trastornos mentales.
Se considera que para hablar de un trastorno de personalidad la persona debe ser un adulto, pues en la niñez y adolescencia la personalidad está en proceso de formación.
Las causas no están claras pero es obvio que factores biológicos (temperamento) y del carácter (efectos del medio ambiente: familia, escuela, amigos, sociedad) están involucrados.
La personalidad dependiente
Hay distintos tipos de trastornos de personalidad, me voy a referir a las personas que tienen características que los definen como trastorno de la personalidad dependiente. Es igual de frecuente en hombres y mujeres. Desde el punto de vista afectivo suelen ser ansiosos y temerosos.
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Los caracteriza la pérdida de confianza en sí mismos, se creen incapaces de tomar decisiones acertadas y cuidarse, por lo que se sienten muy ansiosos si no están acompañados por alguien que asuma estas deficiencias y los proteja.
Este es el motivo por el que establecen relaciones de dependencia. Las ideas típicas de una persona dependiente son por ejemplo: “yo no soy capaz”, “soy demasiado débil”, “que sería de mi sin mi esposo”.
Esta manera de pensar condiciona sus relaciones, por eso le temen al abandono y se someten al control de la persona con la que se vinculan.
Maltratos y humillaciones son soportados, se mantienen en relaciones que incluso son dañinas, por estas ideas de incapacidad.
La solución está en el empoderamiento, en modificar esas creencias con psicoterapia y con experiencias que reestructuren esos conceptos que la limitan.
Si te identificas con estas características deberías consultar con un psicólogo o psiquiatra. La terapia cognitiva o la terapia de conversación puede ayudar a hacer grandes cambios en las personas dependientes.
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