El TDAH por sus siglas en español se presenta mundialmente en un 2 al 10% de la población infantil y con frecuencia se extiende hasta la adolescencia.
Los principales síntomas son la falta de atención, la hiperactividad, la dificultad para organizar tareas, incluyendo el trabajo escolar y las responsabilidades en el lugar de trabajo y presentan también conductas impulsivas.
Existen varios medicamentos disponibles, sin embargo, se estima que entre el 10-30% de los pacientes tienen efectos adversos a los medicamentos, por lo que, se ha propuesto el ejercicio como pilar en el tratamiento para este padecimiento.
Efecto del ejercicio en niños.
Varios estudios sobre niños con déficit de atención y/o hiperactividad han sugerido que la participación en la actividad física y el ejercicio es beneficiosa para mejorar la concentración, el rendimiento en lectura y matemáticas, así como el control inhibitorio.
Se estima que un ejercicio aeróbico de 20 minutos tres veces a la semana mejora el control inhibitorio y el rendimiento escolar en niños con TDAH de 8 a 10 años de edad, observándose los resultados después de la sexta semana.
Efecto del ejercicio en adolescentes
Aproximadamente del 3 al 13% de los estudiantes universitarios se estima que padecen TDAH. En este grupo de edad los beneficios están también estudiados y evidenciados.
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Inclusive se han realizado otro tipo de estudios, por ejemplo, en el 2017 se realizó un estudio en la Universidad de Carolina del Norte publicado en la revista British Journal Sport Medicine, en el cual se estudiaron a 1161 adolescentes incluidos pacientes sanos y con TDAH.
Se realizó un seguimiento de los casos que después de que tuvieron una conmoción cerebral.
Los resultados evidenciaron que a pesar de que en los pacientes con TDAH la recuperación fue discretamente más lenta, el hecho de ser paciente que realizan una actividad físico-deportiva tienen una mayor recuperación que los universitarios que no realizaban alguna actividad deportiva.
Esta es otra patología con evidencia sustentable y que es susceptible positivamente al tratamiento coadyuvante de la actividad físico-deportiva.
Siempre se hace hincapié en que la actividad física debe ser a gusto de cada niño o adolescente con TDAH, además de ser bien dosificada para no obtener efectos indeseados o complicaciones per se. Siempre bajo vigilancia médica.
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