En los últimos 80 años la calidad del esperma se ha reducido 50%, a escala global. Las causas de este incremento de la infertilidad masculina no están del todo claras, pero una nueva investigación sugiere que podrían estar más cerca de lo que pensamos: dentro de los propios hogares.
Un equipo de científicos de la Universidad de Nottingham encontró que en las casas y en los alimentos hay agentes contaminantes ambientales que tienen efectos adversos en la fertilidad de los hombres. En un estudio anterior, los mismos especialistas habían descubierto que la calidad del esperma en los perros domésticos había disminuido drásticamente debido a estos contaminantes y eso los motivó a profundizar.
Los especialistas de Nottingham llevaron a cabo esta nueva investigación probar los efectos de dos productos químicos, específicamente: di(2-etilhexil) ftalato (DEHP) y bifenilo policlorado químico industrial persistente 153 (BPC153). Hicieron experimentos con muestras de espermatozoides y encontraron que estos productos químicos, en concentraciones relevantes para la exposición ambiental, tienen el mismo efecto perjudicial sobre el esperma tanto del hombre como del perro.
"Nuestros hallazgos sugieren que los productos químicos fabricados por el hombre que se han utilizado ampliamente en el hogar y en el entorno laboral pueden ser responsables de la caída en la calidad de los espermatozoides, reportada tanto en hombres como en perros que comparten el mismo entorno", explica en un comunicado el líder del proyecto Richard Lea, profesor asociado y lector de biología reproductiva en la Escuela de Medicina Veterinaria y Ciencia.
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El DEHP es una sustancia química que se usa para otorgar más elasticidad a los materiales y es muy común en los hogares, ya que puede estar en alfombras, pisos, tapicería, ropas de bebé, cables, mangueras, juguetes y objetos hechos de vinilo. De acuerdo a la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades, con el tiempo, el DEHP puede escapar al ambiente desde los materiales plásticos y podríamos estar expuestos a través del aire, el agua o el contacto con plásticos que lo contienen.
Los bifenilos policlorados químicos (BPCs) han sido prohibidos a nivel mundial, pero siguen estando en el medio ambiente, incluso en los alimentos. Dice la agencia que, aunque los BPCs ya no se producen en Estados Unidos, todavía pueden encontrarse en viejos artículos eléctricos como televisores y refrigeradores que y que, por el paso del tiempo, pueden sufrir fugas y ser fuentes de exposición.
Este nuevo estudio es el primero en probar el efecto de estos contaminantes, DEHP y BPC153, tanto en espermatozoides de perro como en humanos in vitro, en las mismas concentraciones. En ambas especies el efecto fue una reducción de la motilidad del esperma y una mayor fragmentación del ADN, lo que aumenta la infertilidad.
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