Lo denunciaron por ruidos molestos, hacer fiestas frecuentes y manejar demasiado rápido. Enojado, tirò huevazos a la casa del vecino, pero tuvo que pagar los gastos para indemnizarlo y hacer un tratamiento para el manejo de la ira. Como respuesta, vendió su propiedad y se fue del vecindario, pero fue a las sesiones.
En la película Anger Managemement (2003), Adam Sandler debe iniciar un tratamiento para controlar su ira luego de un episodio violento en un avión. La terapia está en manos del excéntrico Dr Buddy Rudell, encarnado por Jack Nicholson, quien elige un tratamiento poco convencional y al borde de la psicopatía. El film sirvió de inspiración para la sitcom del mismo nombre (2013) protagonizada por Charlie Sheen en el papel del terapeuta.
Al igual que Sandler, el cantante Justin Bieber fue urgido a realizar un tratamiento de 12 sesiones para el control de la ira, tras haber sido acusado por tener conductas de vandalismo y mal comportamiento. El desencadenante fue un episodio de enero de 2014, cuando arrojó huevos contra la fachada de la casa de Jeffrey y Suzanne Schwartz, sus vecinos de Calabasas.
La relación con los Schwartz era tirante ya que èstos habían denunciado que el artista representaba una amenaza emocional para la familia. A menudo había fiestas ruidosas en la propiedad del canadiense, que conducía su auto a gran velocidad. Para peor, durante un altercado, Bieber no tuvo mejor idea que escupir a su vecino en la cara.
Además de pagar $80,000 para reparar los daños, Justin fue sentenciado a asistir a 12 sesiones para aprender a manejar su ira y terminar con su mal comportamiento. Seguirá en observación hasta 2016 y deberá cumplir 5 días de servicio comunitario para terminar su sentencia.
Por lo pronto, decidió huir de ese lugar y le vendió su casa a Khloé Kardashian. Sin embargo, no es la primera vez que tiene este tipo de problemas, ya que tuvo altercados con varios periodistas, además de otras conductas impropias, tanto en EE.UU. como en Canadá.
¿Qué le pasa a Justin?
La ira descontrolada puede perjudicar las relaciones familiares, afectivas y laborales, e incluso afectar la salud hasta terminar en depresión, violencia o sentimientos suicidas. Hay tratamientos para controlarla que duran entre 6 a 8 semanas y se pueden hacer en forma ambulatoria o con internación en algún establecimiento especializado.
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En un artículo de Psychology Today, Brad Bushman, PhD y profesor de comunicación y psicología en la Ohio State Unversity, recuerda que el ex presidente Thomas Jefferson aconsejaba contar hasta 10 cuando se avecinaba un ataque de ira. Y si se estaba muy enojado, entonces había que contar hasta 100.
Bushman sostiene que la ira es una respuesta emocional a una provocación o situación de amenaza, ya sea real o imaginaria, y que no es necesariamente una conducta “mala”, en la medida en que se la pueda controlar. Puede variar en intensidad y ser desde moderada hasta extrema, y hace que una persona se sienta fuerte y poderosa para abordar aquello que cree que no está bien.
En ocasiones la ira puede funcionar como un buen motivador, por ejemplo en ciertos deportes o actividades que requieren alta competitividad. El experto informa que hay tres maneras de lidiar con la ira: ocultarla, expresarla o deshacerse de ella.
Hay estudios que demuestran que la primera estrategia puede ser perjudicial para la salud, e incluso aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. La segunda solución, que consiste en expresar la ira, se basa en la teoría de la catarsis. La misma considera que la ira contenida va generando una presión interna corrosiva que es necesario liberar.
Pero hay evidencias científicas de que empeora la situación y aumenta la carga de agresividad hacia los demás. Tampoco es bueno hacer ejercicio intenso como correr o boxear, ya que estimula el organismo y lo pone en situación de pelea… a menos que el deportista quede tan extenuado que no le queden energías, ni siquiera para enojarse.
La tercer tendencia aconseja aprender a manejar la ira para deshacerse de ella. Sugiere sacar la mente del estado iracundo mediante técnicas de relajación, respirar profundo, contar hasta 10 (o 100, según aconseja ¨Jefferson) o escuchar música. el objetivo es aprender técnicas para poner el problema en otro marco y dejar de rumiar esas ideas que disparan el enojo.
Según Bushman, tomar distancia puede ser de gran ayuda, y para ello puede servir interactuar con alguna mascota, ver una comedia por televisión, hacer el amor o embarcarse en alguna tarea creativa. Todas estas actividades son incompatibles con la ira, que por ende, hacen que no se la pueda sostener.
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