Es la principal causa de daño hepático en el país y la tercera en el mundo. Se calcula que de 400 millones de adultos obesos que hay en el planeta, el 80% presenta hígado graso. A continuación, algunos consejos para controlar este problema.
Hablar del hígado es tratar con el órgano más grande que hay dentro del cuerpo y con uno de los más importantes. Entre sus principales funciones se incluye la transformación de los alimentos en energía, la eliminación del alcohol y las toxinas en la sangre.
Sin embargo, existen amenazas que atentan contra su buen funcionamiento, como la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) que consiste en la acumulación de grasa en el órgano y la incapacidad de éste para descomponer las grasas.
¿Qué lo desencadena?
Varios factores pueden derivar en este problema, el cual se caracteriza por causar inflamación, cicatrices y lesiones permanentes. Éstos pueden ser algunos medicamentos y ciertos trastornos genéticos.
En cuanto a los factores de riesgo, la obesidad, la diabetes y los altos niveles de colesterol son los principales focos rojos a los que hay que prestar atención.
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Según el Instituto Nacional de Salud, el NAFLD es la principal causa de daño hepático en el país y la tercera en el mundo. En tanto, la Organización Mundial de Salud (OMS) calcula que de los 400 millones de personas que hay en el mundo con obesidad, el 80% lo tiene.
Por fortuna, existen maneras para mantener a raya este problema y vivir una vida más saludable.
Con información de la Biblioteca Nacional de Medicina.
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