Cuándo decir "no" a un examen médico

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Por Consumer Reports
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Someterte a una serie de exámenes médicos puede parecer buena idea, como si tu médico no estuviera escatimando esfuerzos en su búsqueda de una enfermedad oculta. Y que te hagan el examen correcto en el momento correcto te puede salvar la vida. Pero someterte a pruebas que no necesitas no solo es una pérdida de tiempo y dinero, sino que también pueden causar daño.



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 "Te puede exponer a radiación, causar ansiedad innecesaria y llevar a exámenes y tratamientos de seguimiento costosos que, a su vez, conllevan riesgos, en ocasiones mayores a los de la enfermedad que buscan detectar", señala la Dra. Tanveer Mir, M.D., presidente de la Junta de Regentes del Colegio Estadounidense de Médicos.

Las inquietudes sobre la realización excesiva de pruebas han crecido tanto que más de 60 grupos, que incluyen al Colegio Estadounidense de Médicos, la Academia Estadounidense de Médicos de Familia y el Colegio Estadounidense de Cirujanos, además de Consumer Reports, participan ahora en un proyecto llamado Choosing Wisely ("Cómo elegir sabiamente") para alertar a los pacientes y a sus médicos sobre los riesgos.

Las tasas de algunos exámenes se están reduciendo, pero son necesarios más avances de acuerdo con un estudio publicado en 2015 en la revista JAMA Internal Medicine. Estos son 5 ejemplos de exámenes comunes que se realizan más a menudo de lo necesario.

Exámenes pélvicos para mujeres

Por qué normalmente no lo necesitas: Algunos ginecólogos y médicos de atención primaria combinan un examen de Papanicolaou, el cual puede detectar cáncer del cuello uterino, con un examen pélvico. Esa prueba, cuyo propósito principal es detectar cáncer de ovario, consiste en un examen abdominal y vaginal realizado por el médico en busca de anomalías en los ovarios y el útero.

Sin embargo, no hay evidencia sólida de que un examen pélvico ayude a detectar el cáncer de ovario o aliviar problemas benignos como los miomas uterinos o los quistes al permitir que los médicos los traten de manera más temprana, según una revisión de la revista JAMA Internal Medicine en 2015. Por el contrario, pueden hacer que las mujeres se sientan incómodas y ansiosas, y puede incrementar ligeramente el riesgo de cirugías innecesarias. Por esta razón, el Colegio Estadounidense de Médicos (ACP) ya no recomienda realizar exámenes pélvicos regularmente.

Sin embargo, muchos médicos aún los realizan. Alrededor de la mitad cree erróneamente que son muy importantes para detectar el cáncer de ovario y muchos los llevan a cabo solo para tranquilizar a las pacientes, de acuerdo con un estudio llevado a cabo en 2012 por la Universidad de California en San Francisco.

Prueba de esfuerzo para detectar enfermedad cardíaca

Por qué normalmente no la necesitas: Muchas personas se someten a esta prueba, que también se llama prueba en caminadora o prueba de ejercicio, como parte de su éxamen médico de rutina. Una encuesta de Consumer Reports realizada entre personas de 40 a 60 años de edad sin antecedentes ni síntomas de enfermedad del corazón encontró que casi un 10% se había sometido a pruebas de esfuerzo en los últimos 5 años.

Pero si tienes un riesgo bajo, estas pruebas, que consisten en hacerte caminar en una banda caminadora estando conectado a un electrocardiograma (ECG) para medir la salud cardíaca, no se recomiendan. Además, pueden arrojar resultados engañosos que pueden requerir pruebas adicionales, según el Dr. Mark Creager, M.D., presidente de la Asociación Estadounidense del Corazón y director del Centro Cardíaco y Vascular en el Dartmouth Hitchcock Medical Center en Hanover, N.H.


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Estos exámenes de seguimiento incluyen angiografías coronarias, que te pueden exponer a una dosis de radiación equivalente a de 600 a 800 radiografías del tórax. Una prueba de esfuerzo físico cuesta varios cientos de dólares; los exámenes de seguimiento pueden añadir miles de dólares a la cuenta.

Cuándo vale la pena realizarlas: Las pruebas de esfuerzo físico pueden ser necesarias si tienes síntomas de enfermedad cardíaca, como dolor de pecho o falta de aire o si tu médico determina que tienes un mayor riesgo de un ataque al corazón debido a hipertensión arterial o niveles de colesterol altos, diabetes, tabaquismo u otros factores de riesgo.

Radiografías del tórax antes de una cirugía

Por qué normalmente no las necesitas: Muchos hospitales solicitan regularmente radiografías antes de las cirugías. Sin embargo, en el caso de los pacientes que tienen un bajo riesgo, estos exámenes encuentran algo que requiere que un cirujano o anestesiólogo cambien la atención solo 2% de las veces, de acuerdo con un estudio realizado en 2015 por la revista JAMA Internal Medicine. En la mayoría de los casos, una historia clínica y un examen físico les darán a los médicos toda la información que necesitan.

"Hace treinta años, los hospitales realizaban radiografías preoperatorias porque la mayoría de los pacientes que se sometían a cirugía pasaban una gran cantidad de tiempo anestesiados, así que los médicos querían asegurarse de que sus pulmones estuvieran saludables", explica la Dra. Debra Monticciolo, M.D., profesora de radiología en Ciencias de la salud de la Universidad de Texas A&M y portavoz del Colegio Estadounidense de Radiología. "Pero a medida que los procedimientos se han vuelto más y más cortos, a menudo requieren sedación consciente. Las radiografías se han vuelto mucho menos necesarias".

Recibir una radiografía cuando no la necesitas podría desencadenar una falsa alarma que lleve a exámenes de seguimiento innecesarios y retrasar la atención que sí necesitas. La cantidad de radiación que utiliza una radiografía es pequeña, pero el riesgo de cáncer a causa de la radiación puede ser acumulativa, por lo que es buena idea evitar la exposición siempre que sea posible.

Cuándo vale la pena realizarlas: Las radiografías del tórax antes de una cirugía son necesarias si tienes antecedentes de enfermedad cardíaca o pulmonar o síntomas de esos padecimientos. También debes someterte a una radiografía del tórax si eres mayor de 70 años y no te han tomado una en los últimos 6 meses o si te harán una cirugía en el corazón, los pulmones o cualquier otra parte del pecho.

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