Si quieres llevar una dieta saludable y te gustan los sabores del mar, entonces no puedes dejar de incluir mariscos en tu menú. Estos alimentos tienen proteínas magras, omega 3 y nutrientes esenciales que pueden contribuir a la salud del corazón y, en el caso de los niños, benefician el crecimiento y desarrollo.
Estos frutos del mar tienen bajo contenido de grasa, y nos pueden aportar vitaminas y minerales que no encontramos tan fácilmente en otros alimentos como yodo, complejo B, calcio y zinc. Y a eso suma que están llenos de sabor.
Para obtener sus beneficios, no es necesario que comas mariscos en grandes cantidades, de hecho, lo recomendable es incluir un par de porciones a la semana de entre 8 y 12 onzas. Lo importante no es la cantidad, sino la calidad, así que olvida los platillos con camarones fritos o calamares empanizados.
En los menores, las porciones varían de acuerdo a sus necesidades. El Departamento de Agricultura indica que los niños pueden empezar a comer mariscos a partir de los 6 meses. Si son menores de 6 años deben comer entre 3 y 5 onzas por semana y a partir de los 6 años, 4 a 6 onzas. Para los adultos
Jillian Fry, directora del proyecto de Mariscos, Salud Pública y Sistemas de Alimentos en el Centro para un Futuro Habitable en Johns Hopkins, explica en una publicación de la institución que no todos los mariscos son iguales: “El tipo de pescado o marisco que elijas, y dónde y cómo se cosecha, conlleva ramificaciones reales para su salud”.
Fry recomienda consumir ostras y mejillones por ser buenas fuentes de ácidos grasos omega-3 y porque contienen poco mercurio, un metal venenoso que puede estar presente en diversos productos del mar. La mayoría de los adultos pueden comer pescados o mariscos que contengan mercurio, ocasionalmente, pero niños y mujeres embarazadas en período de lactancia nunca deben hacerlo. En ese sentido también son recomendables los langostinos y los camarones, que contienen menos de 1 mg. del metal.
Ten cuidado al comprarlos y cocinarlos
Los mariscos también pueden ser causantes de alergias e intoxicaciones, así que tiene que cuidar cómo los eliges y los preparas. Por ejemplo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) recomienda que compres camarones, vieiras y langostas cuya carne sea de color claro, parecido al de las perlas. y poco o ningún olor.
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Elige productos con etiquetas que tengan información específica como el número de certificación del procesador. Esto significa que los mariscos fueron recogidos y procesados de conformidad con los controles nacionales sobre seguridad de mariscos.
Desecha los mariscos agrietados o rotos y las almejas, ostras y mejillones con conchas rotas o agrietadas. Sugiere la FDA que no compres productos congelados si el paquete está abierto, roto o aplastado en los bordes, ni con escarcha o cristales de hielo, pues esto puede ser señal de que están almacenados desde hace mucho tiempo o se han descongelado y vueltos a congelar.
Antes de prepararlos, descongélalos de manera gradual: primero ponlos en el el refrigerador durante la noche y al día siguiente, a temperatura ambiente. También puedes meterlo en una bolsa de plástico y sumergirlos en agua fría, si quieres eliminar el hielo rápido,
Cocina los mariscos a una temperatura interna de 145 °F.Sabrás que están listos cuando la carne de camarones, vieiras, cangrejos y langostas se haga firme y clara o cuando se abran los caparazones de las almejas, los mejillones y las ostras.
Si notas algún olor agrio, rancio, intenso o similar al del amoníaco, los mariscos podrían estar descompuestos y no debes comerlos. Una vez que estén listos, no los dejes fuera del refrigerador durante más de dos horas, es la mejor manera de evitar que aparezcan bacterias y cuidar tu salud.
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