Una joven australiana sufrió una rara enfermedad que afecta a uno cada millón de personas y produce quemazón interna en el cuerpo. Se le ampolló toda la piel y sus labios explotaron; pasó tres meses totalmente vendada y perdió las uñas y el cabello.
Danika Heron es una joven de 19 años de New South Wales, en Australia, que pasó los tres meses peores de su vida después de un episodio en el que sintió que se quemaba viva.
Todo empezó en mayo de este año, cuando notó que tenía los labios y los ojos hinchados. Luego le apareció una pequeña erupción en el pecho que empezó a expandirse por el resto de su cuerpo.
Los días siguientes el cuadro empeoró y su madre, Carmen Heron, decidió llevarla al hospital de la ciudad. Llegaron a diagnosticarle una enfermedad en los pies y la boca, paperas y varicela. Como los síntomas no cesaban y la joven no mejoraba la llevaron al hospital de Sydney para hacer más consultas.
El cuadro era cada vez peor, tanto que la hinchazón de su cuerpo le impedía respirar y tragar normalmente. La alergia se extendió por todo el cuerpo produciéndole ampollas; no podía abrir la boca y la alimentaban por sonda.
En el hospital la trataron en el sector de Quemados: la enfermedad la quemaba por dentro y por fuera, había perdido la capa externa de la piel de la cara, el pecho, la espalda y los brazos y estaba vendada como una momia.
Finalmente la biopsia determinó que padecía el síndrome Stevens Johnson (SJS) y el síndrome de necrólisis epidérmica tóxica (TENS). Al parecer se dispararon a causa de una reacción tóxica a una medicación que tomaba para epilepsia, enfermedad que le diagnosticaron a los 18 años.
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Ambas enfermedades causan quemaduras severas en los órganos y la piel, tal como le ocurrió en el 50% de su cuerpo (foto abajo). Estas dos enfermedades son muy raras y le ocurren a 1 entre 1 millón de personas, una de cada tres puede morir y tiene una recurrencia del 40%.
Hoy la joven está de vuelta en su casa, tras haber recibido analgésicos para el dolor y permanente reposición de fluidos. Agradece por estar viva y desea que haya más concientización sobre las dos enfermedades que padece y que se hagan más investigaciones.
“Puede ser que sean enfermedades raras, pero quiero que se puedan prevenir para que nadie pasa por lo que yo pasé”, es su deseo más ferviente.
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