Al parecer, los terroristas que atacaron París no sólo estarían alineados bajo una ideología fundamentalista heredera de Al Qaeda y una agenda anti Occidente, sino también los uniría la adicción a una poderosa anfetamina ilegal llamada Captagon, producida en Siria y que literalmente crea súper soldados.
El Captagon (imagen arriba de un decomiso en el Líbano en el 2010) es una anfetamina sintética creada en base a la fenetilina, de amplio consumo en Medio Oriente. Produce una intensa euforia en sus consumidores, permitiéndole a terroristas estar despiertos por días y matar sin piedad.
Un consumidor libanés dijo a la cadena BBC que el que usa Captagon "se olvida de dormir y nada puede pararlo". Otra fuente, un informe de la agencia Reuters del 2014, reveló que la guerra convirtió a Siria en el principal productor de esta anfetamina, desplazando al Líbano.
Según un estudio del Institute for Middle East Studies de la George Washington University, el alza de la producción siria coincidió con una baja del 90 por ciento en la producción de esta droga ilegal en el Líbano. Lo que también disparó su consumo.
Aunque es un mercado de tráfico de drogas elusivo —hay poca información sobre el caudal de ventas y ganancias— sí se sabe que una sola píldora de Captagon puede costar entre $5 y $20 dólares.
Medios franceses dijeron que se hallaron rastros de Captagon en los apartamentos allanados tras los ataques en París.
En el informe de Reuters, el psiquiatra libanés Ramzi Haddad explica que la droga, que se desarrolló en los 60 para tratar trastornos de depresión, hiperactividad y narcolepsia, produce los títpicos síntomas de un estimulante. "Mantiene en estado de euforia, no duermes, no comes, sientes una descomunal energía", analizó.
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En los años 80, el Captagon se prohibió en varios países por su fuerte poder adictivo. Y por las posibles consecuencias de su consumo, que incluyen psicosis y daño cerebral.
Y es una pesadilla digna de la serie Breaking Bad que comenzó a usarse con fines bélicos: crear súper soldados que no conocen el cansancio ni el remordimiento. Además, según Masood Karimipour, director regional en Medio Oriente de la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas (UNDOC, por sus siglas en inglés), es una producción muy difícil de mensurar porque ocurre prácticamente bajo tierra.
El viernes 13 de noviembre a las 9:20 (hora de París), tres ataques en lugares públicos con bombas causaron 129 muertes y cientos de heridos. Al día siguiente el presidente Francois Hollande declaró el estado de emergencia y dijo que Francia estaba "en guerra".
El grupo fundamentalista Islamic State se adjudicó los ataques, "en venganza por los ataques aéreos de fuerzas francesas en Siria".
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