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Para muchas es un mandato cultural: hay que jugar con muñecas y ser mamá. Para otras, es un profundo deseo que se cumple pronto en la vida, y para otras es una meta que a veces la biología se niega a cumplir. 

La noticia de la nueva adopción de Sandra Bullock vuelve a instalar el tema de este proceso que, según indican estudios, es no sólo un gesto solidario que ofrece una nueva vida a niños huérfanos, sino que también aporta satisfacción y felicidad a las familias.

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La doctora Yolanda Sánchez-Sandoval, del Departamento de Psicología de la Universidad de Cádiz, lideró un estudio que analizó los cambios familiares en 272 familias que adoptaron.

Este análisis arrojó que el 92 por ciento de las familias dijeron que el impacto de la adopción en la vida familiar había sido positivo. Y el 77,7 por ciento de las familias encuestados reconoció que la vida era más feliz con los nuevos niños.

"Uno de los principales barómetros del éxito de la adopción es, a nuestro entender, la propia percepción de las familias sobre el proceso, lo satisfechas que se sientan con la decisión tomada, la valoración que hacen de las repercusiones de adopción en sus familias y en sus vidas. En este sentido, la inmensa mayoría de las adopciones de nuestro estudio han resultado exitosas", indica el trabajo.

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Según la American Pregnancy Association, la adopción es algo positivo, ya sea que haya o no hijos biológicos en la familia. La entidad asegura que es un doble beneficio y de por vida: por un lado la pareja que cumple con el sueño de ser padres o agrandar una familia, y por el otro, la posibilidad para el niño huérfano de vivir en un hogar con amor y seguridad económica. 

Tanto Laila como Louis tendrán ese hogar con Sandra, que no es la única estrella que ha sido modelo en el proceso de adopción. Angelina Jolie, Meg Ryan, Tom Cruise son sólo algunos de los famosos que han adoptado.