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Se parecen al zumbido de las abejas; pero no al de una o dos, sino al de todas las abejas del mundo. Así suenan las vuvuzelas, esas ruidosas cornetas que suenan constantemente durante los partidos y que se convirtieron en las protagonistas de la Copa Mundial Sudáfrica 2010.

De hecho, los jugadores se quejan permanentemente ya que no pueden comunicarse con sus compañeros de juego durante los partidos, para anticipar jugadas o advertir “zonas de peligro” dentro de la cancha. Esto es lo que ocurrió en el partido de Argentina – Corea (que terminó 4 a 1 a favor de Argentina). Finalizado el encuentro, el jugador Lionel Messi se quejó con el director técnico Diego Maradona, explicándole que el gol que hizo Corea fue "por culpa de las vuvuzelas", ya que el jugador responsable de la defensa, Martín Demichelis, no escuchó cuando sus compañeros le avisaban que tenia un jugador coreano detrás de él. “Con las vuvuzelas no se escucha nada, ni entre nosotros”, exclamó el jugador del Barcelona.

Tocar con arte

En 2009, cuando el campeonato era todavía un evento bastante lejano, la FIFA se refería a las vuvuzelas como “un bullicioso cuerno que repercute alrededor del estadio con una energía extraña. Es también un símbolo de orgullo y permanencia”.

Sin embargo, algunos conocedores del tema ya lo habían advertido: “Para producir un sonido agradable, hay que saber cómo soplar (la vuvuzela). Debe ser usada por alguien que controle su voz y para ello se necesita cierto arte”, explicó en su oportunidad Mzion Mofokeng, de la Asociación de Aficionados del Fútbol de Sudáfrica.

Igual que el ruido de un avión

Según publica el físico Eugenio Manuel Fernández en su blog “Ciencia en el XXI”, “las vuvuzelas emiten un sonido de 120 dB, el umbral de un reactor de un avión en marcha”.

Los decibeles (dB) son la unidad utilizada para medir la intensidad del sonido. El rango normal del oído humano oscila entre -10 y + 25, explica la Administración Federal de Aviación (AAF, su sigla en inglés).

Los efectos negativos se hacen escuchar

El límite de tiempo sugerido para la exposición de sonidos de 115 decibeles es de 25 minutos. Si se tiene en cuenta que el público que asiste a los partidos permanece como mínimo 90 minutos en el estadio, sin tomar en cuenta la espera, las consecuencias preocupan no sólo a los fanáticos que asisten a los partidos sino principalmente a los jugadores y técnicos.

Entre los principales efectos físicos y psicológicos, la Administración Federal de Aviación menciona:

• Incomodidad auditiva
• Sordera temporal: ocurre cuando los ruidos superan los 90 dB. (La sordera permanente sucede ante la misma intensidad de ruidos pero por un tiempo más prolongado, de ocho o más horas diarias, durante varios días).
• Distracción, fatiga, irritabilidad, reacciones impulsivas, despertarse abruptamente o trastornos del sueño, falta de apetito, dolor de cabeza, vértigo, náuseas y falta de concentración y memoria.
• Interferencia en la comunicación: Los sonidos molestos interfieren en los diálogos, haciendo difícil comprender al interlocutor.
• Desempeño: Los ruidos son una distracción y pueden aumentar el número de errores en cualquier tarea que exija vigilancia, concentración, cálculos y emitir juicios.

Soluciones que tapan el ruido

Algunas emisoras de TV han modificado la transmisión de los partidos para reducir el sonido de las vuvuzelas. Incluso, algunos periodistas han vuelto a utilizar el antiguo micrófono de mano, para transmitir un sonido más directo, sin tanto sonido de fondo.

En cuanto al público, la FAA recomienda combinar tapones para los oídos y orejeras, cuando los ruidos superan los 115 dB.

Si no, queda la opción de adherirse al grupo de Facebook “FIFA, prohibe la molesta vuvuzela de la Copa Mundial de Sudáfrica”, que al 16 de junio tenía 249 mil integrantes.

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