Khaya Panchal, de Lancashire, Reino Unido, perdió uno de sus ojos a causa de un cáncer ocular poco frecuente. Pero ahora gracias al implante de un ojo artificial, nadie nota la falta en su rostro.
Khaya Panchal, de sólo 3 años gozaba de buena salud a simple vista. Pero un día, su padre notó algo raro en uno de sus ojos y rápidamente le tomó una fotografía.
Al observarla y bajo el efecto del flash de la cámara, comprobó con sorpresa que un gran halo brillante aparecía en su mirada.
Ritesh, de 33 años, comentó: "El sol estaba sin vida en el rostro de mi hija Khaya, yo vi este extraño brillo en sus ojos". "Uno era normal, pero el otro ojo tenía un efecto de mármol de cristal" expresó.
Enseguida consultaron al médico y le hicieron varios exámenes que arrojaron el diagnostico de retinoblastoma, un tipo de cáncer de retina potencialmente mortal.
A los pocos días, debieron extirparle un ojo para evitar que el cáncer se extienda y salvarle la vida a la Khaya, ya que cuando llega a otras partes del cuerpo, puede ser fatal, según la Biblioteca Nacional de Medicina.
En la foto, Khaya después del trasplante con su mamá Nisha, su papá Ritesh, y su hermana Maya.
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El retinoblastoma es un cáncer poco frecuente en la niñez, por el que se forman células malignas (cancerosas) en los tejidos de la retina.
En Estados Unidos, cada año se diagnostican entre 200 y 300 niños con este tipo de cáncer, según el Instituto Nacional del Cáncer.
En un poco más de la mitad de los casos, se desarrolla en un niño cuya familia nunca ha tenido cáncer en el ojo.
Otras veces, la mutación está presente en varios miembros de la familia. Generalmente afecta a niños menores de 6 años.
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