Por primera vez desde 1960, las tasas de mortalidad en el país no descendieron. A pesar de los avances en ciencia y tecnología, hay males que persisten y otros nuevos que se instalan. Conoce cuál es el enemigo número uno de la mejora en la esperanza de vida.
Las tasas de mortalidad promedio (medidas en número por cada 100,000 personas en un año) se estancaron por primera vez desde que los investigadores comenzaron a medirlas, a finales de 1960.
Los Investigadores de la Sociedad Americana del Cáncer utilizaron datos federales recientes de mortalidad para analizar las tendencias en la longevidad entre 1969 y 2013, un índice que venía presentando una disminución año a año, debido a las mejoras en la atención de salud y a los avances en la tecnología médica, y esperaban encontrar la misma tendencia.
Pero sin embargo, hallaron un estancamiento inquietante: entre 2010 y 2013, la tasa cayó en un promedio de sólo 0.4% anual, un índice tan leve que no es estadísticamente significativo, y menos si se lo compara con los anteriores.
Podría haber una explicación para este estancamiento. Los investigadores ofrecieron una teoría potencial de que el fenómeno sería un efecto retardado de la epidemia de la obesidad, que vienen afectando a los estadounidenses de todas las edades desde los años `80.
La esperanza de vida en el país creció dramáticamente desde el año 1960, cuando los avances en la atención médica y la tecnología -en particular para las enfermedades cardíacas y derrame cerebral- comenzaron a bajar las tasas de mortalidad.
Pero el ritmo de mejora se desaceleró en la década del `90, cuando se desató la epidemia del VIH. Luego se recuperaron los buenos índices en el año 2000, cuando se generalizó el uso de medicamentos para bajar el colesterol, como las estatinas por ejemplo.
¿Es culpa de la obesidad?
Durante el período de 44 años de estudio, las tasas de mortalidad se redujeron en un 43%, según el informe publicado en JAMA, y al mirar por enfermedad, cayeron: un 77% para accidente cerebrovascular (ACV), un 68% para las enfermedades del corazón, un 18 % para el cáncer y 17% para la diabetes.
Sin embargo, las tasas de disminución en los índices de mortalidad desmejoraron en el período más reciente para algunas dolencias relacionadas con la obesidad (enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular (ACV) y diabetes) por eso algunos expertos señalan a la obesidad como el factor más influyente.
Los investigadores ofrecieron más reflexiones sobre el impacto de ciertos males, en el transcurso del tiempo. El Dr. Jay Olshansky, de la Universidad de Illinois en Chicago, dijo que tomó décadas para que el hábito de fumar apareciera en las tasas de mortalidad (en la forma de cáncer de pulmón y otras enfermedades) y se esperaba que la obesidad produjera a la larga un efecto tardío como el que se observa ahora.
"La comunidad médica tiene la idea de que podemos reducir constantemente y para siempre las tasas de mortalidad, y eso simplemente no es cierto", dijo Olshansky, para quien "hay que mirar el estado de salud de los vivos, no las estadísticas de los muertos” y agregó que la obesidad está afectando las generaciones más jóvenes de una manera que a la larga empeorará los índices de mortalidad.
Por su parte, John G. Haaga, director de la División de Comportamiento e Investigación Social en el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIH), dijo que el país todavía tiene mucho por mejorar.
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En algunos lugares, por ejemplo en el sur, señaló, los índices han permanecido en su lugar durante décadas. Y allí la gente de menores ingresos no tiene las mismas probabilidades de llegar a la vejez que sus padres. "Tenemos un largo camino por recorrer para alcanzar a Canadá, Alemania o Francia", dijo Haaga, donde las tasas de mortalidad son más favorables.
Esperanza de vida sana a nivel mundial
En el mundo, la esperanza de vida sana aumentó 6 años desde 1990, según un estudio publicado en The Lancet en agosto de 2015, que incluyó en el análisis a 188 países.
En 2013, Japón presentó la mayor esperanza de vida sana (73.4 años), mientras que Lesoto, en el sur de África, tuvo la más baja (42 años).
Otros países con la esperanza de vida sana más alta fueron Andorra, Canadá, Chipre, Francia, Islandia, Israel, Italia, Singapur y Corea del Sur.
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