Los científicos hallaron que en los jugadores empedernidos hay una zona del cerebro que está dañada: se trata de la ínsula, su deterioro los lleva a apostar una y otra vez sin control y a tener creencias distorsionadas sobre el juego.
Puntos Clave
- La ludopatía o adicción al juego sería un trastorno neurológico
- En estos jugadores, la ínsula está dañada
- El descubrimiento puede ser clave en los tratamientos
El juego como diversión es una práctica extendida. Aproximadamente el 85% de los adultos estadounidenses han jugado al menos una vez en sus vidas y el 60% han apostado en el último año, según datos del Consejo Nacional para Problemas de Juego (National Council on Problem Gambing).
Jugar de vez en cuando como diversión, no es un problema. Pero para algunas personas, pueden convertirse en una parte incontrolable y necesaria de la vida, ahí es cuando se produce la adicción al juego o ludopatía.
Desde hace décadas se investiga para saber cómo y por qué se puede ser adicto a algo que no es una sustancia, y ahora un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña, halla una pista importante: revelan que el daño cerebral que afecta a la ínsula -una zona del cerebro con un papel clave en las emociones- está directamente relacionada con la adicción al juego.
Ellos trabajaron sobre una característica que se da en los jugadores: una serie de errores de pensamiento llamados distorsiones cognitivas, o “falacia del jugador” que los lleva siempre al razonamiento que de una forma u otra, deben seguir apostando.
Los científicos asignaron a los pacientes con lesiones en partes específicas del cerebro (corteza prefrontal, ventromedial, amígdala o la ínsula) dos tareas diferentes de juego: un juego con una máquina tragamonedas que daba premios y “casi premios”, y otro de ruleta que implicaba predicciones -rojo o negro- para provocar la “falacia del jugador”. El estudio se realizó con un grupo control o personas sanas y otro con pacientes con lesiones cerebrales.
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Así descubrieron que todos los participantes tuvieron un aumento moderado en las ansias de jugar. Pero aquéllos con la ínsula dañada, sucumbieron a los razonamientos erróneos de los jugadores empedernidos: seguir apostando pase lo que pase.
“Creemos que la ínsula podría ser hiperactiva en los jugadores con problemas, haciéndoles más susceptibles a estos errores de pensamiento, y esto nos sugiere una posible vía para futuros tratamientos en la adicción a los juegos de azar, ya sea mediante fármacos o por técnicas psicológicas», declararon los investigadores británicos.
¿Cómo reconocer la adicción al juego?
La Asociación Estadounidense de Psiquiatría (American Psychiatric Association)define a la ludopatía como el comportamiento que tiene cinco o más de los siguientes síntomas:
- Cometer delitos para conseguir dinero para jugar.
- Sentirse inquieto o irritable al tratar de jugar menos o dejar de jugar.
- Jugar para escapar de los problemas o de sentimientos de tristeza o ansiedad.
- Apostar mayores cantidades de dinero para intentar recuperar las pérdidas previas.
- Perder el trabajo, una relación u oportunidades en sus estudios o en su carrera debido al juego.
- Mentir sobre la cantidad de tiempo o dinero gastada en el juego.
- Hacer muchos intentos infructuosos por jugar menos o dejar de jugar.
- Necesidad de pedir dinero prestado debido a las pérdidas ocasionadas por el juego.
- Necesidad de apostar cantidades cada vez más grandes de dinero para sentir excitación.
- Pasar mucho tiempo pensando en el juego, como recordar experiencias pasadas o formas de conseguir más dinero para jugar.
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