La obesidad y el consumo de alcohol están entre las principales causas de muerte cardiaca repentina no causada por la enfermedad de la arteria coronaria, halla un estudio reciente.
Los investigadores analizaron datos de autopsias de casi 2,700 personas en Finlandia que habían fallecido por muerte cardiaca repentina, en que el corazón deja de latir abruptamente y la muerte ocurre con rapidez, entre 1998 y 2007, junto con los expedientes de hospital de los pacientes y cuestionarios completados por los familiares.
La enfermedad de la arteria coronaria se consideró la causa de muerte en 78 por ciento de los casos, y se encontraron causas no relacionadas con la enfermedad de la arteria coronaria en alrededor del 22 por ciento, apuntaron en un comunicado de prensa los investigadores de la Universidad de Oulu.
La enfermedad de la arteria coronaria es un estrechamiento de los vasos sanguíneos que llevan sangre y oxígeno al cerebro, causado por una acumulación de placa en las paredes arteriales.
De las muertes no relacionadas con la enfermedad de la arteria coronaria, la causa subyacente más común entre las personas menores de 40 años fue la cardiomiopatía fibrosa (28.3 por ciento). La cardiomiopatía es un debilitamiento o agrandamiento del músculo cardiaco que dificulta que bombee sangre.
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El consumo de alcohol fue la causa más común (alrededor de 26 por ciento) en personas entre los 40 y los 59, y la obesidad fue la causa más común (casi 23 por ciento) en personas mayores de 60.
Los hallazgos refuerzan que la enfermedad de la arteria coronaria es una de las causas más comunes de muerte cardiaca repentina, pero también identifica otras causas de muerte repentina en distintos grupos de edad.
El estudio aparece en la edición del 3 de octubre de la revista HeartRhythm.
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