Es una dieta que ha trascendido los límites de su geografía, para volverse popular en distintas partes del mundo. La dieta mediterránea –aquella que se despliega desde hace siglos en los países de la cuenca del Mar Mediterráneo– ganó su fama con comprobaciones científicas: estudios atribuyen la esperanza de vida y los buenos indicadores de salud de los pobladores de esa zona a la dieta que consumen.
La Fundación Mediterránea, una organización sin fines de lucro que aboga por preservar las costumbres milenarias de esta parte del mundo, ofrece en un apartado sobre esta dieta, parte esencial de su cultura, sus diez principios básicos. Estos son, textualmente (tomado de su popular sitio web www.fdmed.org):
- Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición.
- Consumir alimentos vegetales en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
- El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y sus productos integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria.
- Los alimentos poco procesados, frescos y locales son los más adecuados.
- Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogur y quesos.
- La carne roja tendría que consumirse con moderación y si puede ser como parte de guisados y otras recetas.
- Consumir pescado en abundancia y huevos con moderación.
- La fruta fresca habría de ser los postres habituales y, ocasionalmente, dulces pasteles y postres lácteos.
- El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo. El vino se ha de tomar con moderación y con las comidas.
- Realizar actividad física todos los días (tan importante como comer adecuadamente)
El más reciente estudio sobre esta dieta aparece en mayo de 2008 en la “British Medical Journal”. Se trata de un estudio que comprobó que la comida que compone la mesa mediterránea provee “una protección sustancial contra la diabetes tipo 2”, indica el resumen, la forma más común de diabetes.
El trabajo se realizó en la Universidad de Navarra, en España, con 13 mil graduados que no tenían una historia de diabetes. Los participantes fueron reclutados entre diciembre de 1999 y noviembre de 2007, y al grupo se le hizo un minucioso seguimiento de sus hábitos alimenticios.
“Los participantes completaron un cuestionario inicial… y cada dos años enviaron informes de su dieta, estilo de vida, factores de riesgo y condición médica. Los nuevos casos de diabetes eran confirmados a través de reportes médicos”, explica el resumen publicado en el sitio de publicaciones científicas eurekalert.com.
Los investigadores hallaron que la alta adherencia a la dieta mediterránea estaba asociada con un 83 por ciento de reducción relativa en el riesgo de desarrollar diabetes. Incluso aquellos que, por historia familiar o factores de riesgo diversos podrían haber tenido una alta incidencia de diabetes, no la tuvieron.
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Otros estudios de los últimos años amplían los beneficios de la dieta mediterránea para prevenir enfermedades cardiovasculares, el mal de Alzheimer, las enfermedades respiratorias y hasta la prolongación en cinco años de la expectativa de vida.
Entre las características “protectoras” de esta dieta se incluyen el alto consumo de fibras y grasas vegetales, bajo consumo de ácidos grasos “trans”, moderado consumo de alcohol. Y el uso del noble aceite de oliva, ya sea para cocinar o sazonar los alimentos.
Fuentes: www.bmj.com, www.eurekalert.com, Fundación Dieta Mediterránea.
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