Diferentes estudios han demostrado que mientras más frecuentemente los niños y adolescentes coman en familia, disminuye el riesgo de padecer obesidad y son mejores sus hábitos de alimentación.
Lastimosamente, parece que cada vez es menor la frecuencia con que las familias comen juntas. En un estudio en 1995, se vio una disminución de 5% en los niños que comían la cena junto con su familia en comparación con otro estudio realizado en 1991. En investigaciones más recientes, se han visto resultados similares. Asimismo, parece que la frecuencia de las comidas familiares disminuye conforme los niños van creciendo y se van haciendo más independientes.
En un estudio por Gillman y colaboradores para la Escuela de medicina de Harvard en el año 2000, se vio que los niños y niñas que comían la cena con sus familias todos los días consumían 0,8 más porciones de frutas y vegetales y menos alimentos fritos y sodas en comparación con los niños que no lo hacían o sólo raras veces. Además, al analizar los nutrientes, se vio que obtenían más fibra, calcio, hierro, ácido fólico y otras vitaminas del complejo B. Estos resultados han sido confirmados también por otros investigadores.
El hecho de que las comidas en familia ayuden a tener un peso más saludable podría explicarse porque estos tiempos sirven para enseñar a los niños a elegir las mejores opciones de alimentos y a servirse tamaños adecuados de porciones. Además, las comidas elaboradas en casa suelen ser más bajas en grasa saturada y sodio y más ricas en vitaminas, minerales y fibra. Es muy recomendable que los padres aprovechen este tiempo para educar de forma amena a sus hijos, conversando sobre temas relacionados con una alimentación saludable.
A pesar de los resultados anteriores, se ha visto que existen otros factores que podrían contrarrestar los efectos beneficiosos de las comidas en familia. Los principales “enemigos” son: la televisión durante los tiempos de comida y las comidas a domicilio. Trata de mantener la televisión apagada mientras comes con tu familia, para realmente enfocarte en platicar y compartir. Además, si vas a pedir comida a domicilio, asegúrate de escoger las opciones más saludables.
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Hoy en día, la obesidad ha dejado de ser un problema sólo de adultos y ha alcanzado cifras preocupantes en niños y adolescentes. Además, la obesidad en estas etapas tempranas de la vida aumenta el riesgo de sufrir otras enfermedades más adelante, como enfermedades del corazón, ciertos tipos de cáncer y diabetes tipo II.
Por eso, es importante que fomentes hábitos de alimentación saludables en tus hijos, desde pequeños. Al realizar más comidas en familia, no sólo ayudarás a tus hijos a mejorar su salud, sino que también aprovecharás para compartir momentos especiales con ellos, dándoles tiempo de calidad.
Literatura revisada:
Matthew Gillman, et al. (2000). "Family Dinner and Diet Quality Among Older Children and Adolescents." Arch Fam Med. 9:235-240. Revisado en noviembre, 2007.
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