Un perro atacó a una adolescente y le desprendió totalmente una oreja. Un cirujano plástico decidió usar gusanos para chupar la sangre y evitar la formación de coágulos. Así logró recuperar los tejidos y reimplantar con éxito la membrana.
En julio de 2013 una joven de 19 años sufrió una feroz mordedura de un perro pit bull y a causa del ataque, una oreja le quedó totalmente desprendida del cráneo y con riesgo de perderla definitivamente. Según HealthDay, el cirujano plástico Stephen Sullivan, del hospital de Rhode Island informó que la situación de la paciente era muy precaria.
El médico explicó que hay dos tipos vasos sanguíneos: las arterias que van del corazón a los tejidos, y las venas que llevan de vuelta la sangre desde los tejidos al corazón. Y en el caso de esta paciente lograron reconectar las arterias pero no las venas. "Lo que hicimos fue aprovechar algo de la naturaleza que son las sanguijuelas y usarlas para fines médicos, ya que son muy eficaces en lo que hacen, que es chupar sangre”.
En este tipo de heridas como una mordedura de perro, el corte no es limpio sino con bordes irregulares que imposibilitaron hacer una rápida reconexión de los vasos. Uno de los peores problemas que enfrentaron fue la presión interna, ya que la sangre seguía llegando a la zona pero no tenía por donde circular y corrían el riesgo de que se formaran coágulos, impidiendo además la irrigación con sangre “fresca”.
Sullivan y su colega Helena Taylor recurrieron a las sanguijuelas, que colocaron en la herida para que chuparan y drenaran la sangre de la zona. Mientras tanto, permitían que el organismo de la joven generara nuevos vasos sanguíneos. A los 17 días pudieron retirar las sanguijuelas, la oreja fue restituida con una cirugía y recuperó su apariencia original. La audición de la paciente no fue afectada en ningún momento.
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En 2004, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) autorizó el uso de sanguijuelas para procedimientos de este estilo, sobre todo en el caso de amputaciones, aunque solo se han hecho unas 50 prácticas similares en el mundo.
Según explica el doctor Sam Marzo, director médico del Centro de Audición y Equilibrio en la Universidad Loyola, el uso de sanguijuelas no es convencional pero en este caso fue de mucha utilidad. De todos modos, aclara que no se usan los gusanos que uno podría encontrar en un pantano cualquiera, sino que son criados especialmente en laboratorios, para uso medicinal y libres de bacterias que puedan afectar la salud del paciente.
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