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La leche materna es el mejor alimento para tu bebé y tiene muchísimos beneficios tanto para el lactante como para ti. Además, esta leche se tolera muy bien, lo que significa que no va a causar ninguna reacción desagradable en tu bebé. Las sustancias en la leche materna también ayudan a construir el sistema inmune del bebé y su habilidad para combatir infecciones.

Asimismo, se conoce que los bebés que son lactados tienen menos reacciones alérgicas como nariz mocosa, rash en la piel, vómitos, asma o cólicos. También es lo más probable que tu bebé no tenga diarrea y otros problemas digestivos. Los estudios han demostrado además que la leche materna protege al bebé de enfermedades como la neumonía, bronquitis, influenza y polio. Este alimento tan maravilloso que tú produces es la única comida que tu bebé necesita durante los primeros seis meses de su vida.

A su vez, la lactancia le brinda a la mamá muchos beneficios para su salud. Entre éstos, su cuerpo se repone más rápido del embarazo y el alumbramiento. Además, le ayuda a reducir el riesgo de cáncer cervical y del seno, así como de padecer osteoporosis.

La leche materna es conveniente, da placer y es económica

El lactar es más fácil, más barato y pasas mucho menos trabajo que dar un biberón. Tampoco necesitas una dieta especial, sólo tienes que incrementar tu ingesta diaria a 500 calorías más. Igualmente, tú no tienes que limitarte a salir fuera de la casa, ya que la lactancia se puede ajustar a cualquier itinerario, inclusive si tienes que ir al trabajo o a la escuela.

La lactancia estimula al cerebro a segregar una hormona especial llamada endorfina, que hace que tú y tu bebé se sientan cómodos y relajados. De hecho, muchas mujeres sienten una combinación de puro entusiasmo, alegría y alivio.

¿La leche materna es siempre la misma?

Cuando el bebé chupa estimula al seno a segregar leche, pero la leche en sí no sale hasta durante varios días después del nacimiento. Mientras, tu bebé se beneficia del calostro, que es un líquido que llega antes de la leche para limpiar el intestino del bebé y protegerlo contra las infecciones.

Luego de segregar el calostro, tu seno va a segregar una leche de transición. A las dos semanas, llega la leche madura. Y, ¿de qué está hecha la leche madura? La leche madura contiene alrededor de 88 por ciento de agua, y sus nutrientes usualmente constituyen 55 por ciento de grasa, 37 por ciento de carbohidratos y 8 por ciento de proteína.

¿Cómo sabes si tu bebé está comiendo lo suficiente?

Si tú lactas continuamente, probablemente tu bebé está recibiendo lo suficiente para alimentarse de ocho a 12 veces en 24 horas. Mientras más lactes tu bebé, más leche vas a producir. Si le das a tu recién nacido botellas o comida para bebé muy temprano antes de los 4 o 6 meses, tu bebé va a lactar menos y tu producción de leche disminuirá.Por lo regular, el bebé gana al mes una libra de peso y moja al menos de seis a ocho pañales diarios hasta que tenga de cuatro a cinco días de nacido.

Consejos para lactar:

• Alterna el seno antes de empezar. Si no te acuerdas cuál fue el último seno en que lactaste, escoge el seno que se sienta más lleno y pesado.
• No importa el tamaño de tu seno. Si tus pezones están planos o hundidos, puedes seguir lactando, pídele ayuda a tu doctor o enfermera.
• El lactar no debe ser doloroso. Si el lactar te está ocasionando dolor en tus pezones, puede ser que el bebé no esté en la posición correcta y no se esté pegando bien. Si no logras reposicionar a tu bebé y sentirte cómoda, asegúrate de conseguir ayuda rápida.

Recuerda que la leche materna es el alimento perfecto para tu bebé y es la forma natural de alimentación. Inclusive, puedes seguir amamantando si te enfermas, pero asegúrate de hablar con tu doctor o enfermera.

La lactancia es la forma ideal de establecer un vínculo con tu bebé, de experimentar ese acercamiento tan único y especial entre tú y tu recién nacido.

*Dietista

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