Hormonas

Estar enamorados, ¿afecta nuestro cuerpo?

Al enamorarnos liberamos una hormona que afecta nuestra percepción de los alimentos. | Foto: ISTOCK

Por Tomás Vicente
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Estar enamorados, interactuar con otra persona, tener ansiedad, confianza e incluso el vínculo entre una madre y su bebé, son situaciones que pueden alterar el peso de una persona.

Según un nuevo estudio que se presentó en ENDO 2019,  la reunión anual de la Endocrine Society en Nueva Orleans, esto se debería a la oxitocina, una hormona que influye en este tipo de condiciones.

La oxitocina es una hormona endógena, esto quiere decir que se produce naturalmente en el cerebro. La mayoría de las investigaciones y discusiones sobre ella se han centrado en su rol durante el parto, ya que aumenta la contracción del útero y estimula la producción de leche.

Pero, también sería capaz de transmitir, junto a otras hormonas como la dopamina, la serotonina y la noradrenalina, impulsos nerviosos a distintas neuronas, glándulas o células. Esto produciría sensaciones de apego, unión y seguridad en las parejas, caracterizando los primeros meses de una relación. Por este motivo es que se la conoce como la "hormona del amor".

Sin embargo, también podría afectar otros aspectos del funcionamiento corporal, incluida nuestra relación con los alimentos.

Según la nueva investigación, esta hormona debilita las señales de recompensa del cerebro, alterando como procesamos imágenes de alimentos ricos en calorías, lo que afectaría nuestra dieta y metabolismo.

"Saber cómo la oxitocina ejerce sus efectos es un paso crítico para establecerla como un tratamiento farmacológico para la sobrealimentación y la obesidad", dijo la Dra. Liya Kerem, autora principal del estudio e investigadora en el Hospital General de Massachusetts, en Boston, EE. UU.

Por qué la oxitocina te emborracha... de amor

Una hormona que afecta el peso

No es la primera vez que se analiza el vínculo entre la oxitocina y los hábitos alimenticios. Investigaciones anteriores demostraron que un aerosol nasal de oxitocina, no aprobado como tratamiento en EE. UU., sería capaz de interactuar con los circuitos cerebrales que intervienen en la conducta alimentaria.

Esto se debe a que la oxitocina reduciría la activación de una parte del sistema de recompensa del cerebro, llamada área ventral tegmental (VTA).

En el nuevo trabajo, los investigadores reclutaron a 10 hombres jóvenes y sanos que tenían sobrepeso u obesidad. Desconociendo que tipo de tratamiento recibirían, los participantes se dividieron en dos grupos: uno recibió una dosis de este aerosol nasal y el otro un placebo.

Después de 1 hora, observaron fotografías de alimentos ricos en calorías, bajos en calorías y objetos que no eran alimentos, mientras se sometían a imágenes de resonancia magnética. Esta técnica de neuroimagen mide los cambios en el flujo sanguíneo del cerebro.


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En comparación con el placebo, la oxitocina debilitó la conexión entre el VTA y las áreas del cerebro relacionadas con la motivación de los alimentos cuando los participantes vieron imágenes de comidas con alto contenido calórico.

"Este estudio es emocionante porque muestra que la oxitocina regula las vías en el cerebro, específicamente sus respuestas frente a alimentos muy sabrosos", afirmó Kerem.

La autora explicó que las personas con obesidad tienen "áreas de recompensa cerebral hiperactivamente anormales" cuando observan imágenes de alimentos ricos en calorías, incluso cuando están satisfechos. Pero, los resultados obtenidos en la investigación demuestran que el producto a base de esta hormona podría reducirlos.

Según los especialistas, estos resultados serían una prueba importante para respaldar el uso de la oxitocina, como un medicamento contra la obesidad.

Una creciente problemática

La obesidad se ha triplicado desde 1975, con números que alcanzan casi 2 mil millones de adultos con sobrepeso y 41 millones de casos infantiles, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS). Solamente en EE. UU. hay más de 93 millones de personas obesas.

No fue hasta 2013 que la American Medical Association (AMA), con el objetivo de combatir la epidemia de la obesidad, la reconoció como una enfermedad.

Esta decisión rompió con la concepción generalizada de los profesionales de salud, de que la obesidad simplemente era una consecuencia de comer en exceso y no realizar ejercicio.

Esta condición médica se caracteriza por una cantidad excesiva de grasa corporal, que puede identificarse mediante el índice de masa corporal (IMC).

El IMC es una herramienta de diagnóstico que evalúa si una persona tiene un peso adecuado para su edad, sexo y altura:

  • El sobrepeso es un IMC mayor o igual a 25.
  • La obesidad es un IMC mayor o igual a 30.

La obesidad suele asociarse con una serie de problemas que incluyen enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, se trata de una enfermedad prevenible.

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